Trabajar con la mente


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers

Texto original: Working with the Mind

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Wisdom from the Greater Community, volume 2
Volumen 5 > Sabiduría de la Comunidad Mayor Volumen 2 > Capítulo 5

La mente personal sirve de puente entre la vida física y tu realidad espiritual.

Enfocarse y trabajar con la mente es un tema muy importante para aquellos que están adoptando una práctica espiritual y están tratando de comprender la naturaleza del ambiente mental en el que viven. Hay muchas preguntas sobre cómo debe abordarse la mente. La mayoría de las personas la siguen como siervas resignadas. Otras luchan con ella como si fuera una fuerza malvada o una gran molestia con la que deben lidiar. En suma, muchas personas la tratan ya sea como algo que siguen sin cuestionamientos o bien como un adversario.

Cuando emprendes una práctica espiritual, pronto descubres cuán caótica es tu mente y cómo tus pensamientos varían de una cosa a otra sin ningún tipo de consistencia o dirección intencionada. Te das cuenta de que hay ciertos patrones de pensamiento que conducen a patrones de comportamiento, y que esto forma parte de tu condicionamiento por estar en el mundo. Por eso, trabajar con la mente es un gran desafío. Ser capaz de aquietarla, enfocarla y dirigir sus grandes recursos supone un desafío tremendo y exige preparación, práctica y aplicación.

Permíteme comenzar ahora dándote una idea de cómo puedes tener una relación saludable con tu mente. Tienes esta mente que parece rebasarte, distraerte y dominarte. Parece gobernar tus sentimientos y dirigir tus acciones, casi por su cuenta. Comienzas a comprender esto cuando empiezas a reconocer que tienes un punto de vista más allá de la mente, desde donde puedes observarla y dirigirla. Después de todo, si puedes observarla y dirigirla entonces no puedes estar en tu mente. Por así decirlo, estás fuera de ella. Este es un descubrimiento muy importante, que te llevará a comprender que tienes una relación con tu propia mente. Hasta entonces no habías sido consciente de esta relación. La mente simplemente te dijo qué pensar y qué hacer, y tú lo hiciste, sin pensar casi nunca que quizá tenías una opción en el asunto. Tu mente fue estimulada. Ella respondió, y tú hiciste lo que fuera que te ordenó hacer.

Pero cuando llegas al punto en que reconoces que puedes estar fuera de tu mente y observarla y dirigirla, entonces comprendes que tienes una relación con ella. Es en este punto cuando la mente puede parecer un gran adversario y una gran molestia. ¡Desearías que no estuviera allí! O tal vez desearías que fuera más compatible con tu voluntad y preferencias recién descubiertas. Algunas personas piensan en la mente como una gran máquina programada para hacer ciertas cosas, que hace esas cosas repetitivamente y responde al ambiente de maneras predecibles. Otros consideran que la mente es algo malo de lo que quieren escapar, como si fuera la fuente de todo su sufrimiento y miseria. Sin embargo, otros piensan que la mente es algo maravilloso que pueden aprovechar, usar y aplicar —una tremenda energía o recurso que tratarán de manejar y utilizar para producir las cosas que quieren—. Por tanto, intentan cambiar el pensamiento de la mente y programarla por sí mismos.

Todos estos enfoques fracasarán y estarán condenados a sufrir muchos, muchos problemas. Ninguno de ellos representa una relación saludable con la mente. Sostienen que la mente es una tirana, o una molestia, o una sirvienta. Esto no representa una relación saludable. ¿Querrías tener una relación así con otra persona? ¿Querrías que otra persona fuera una influencia dominante, una molestia o una sirvienta? Por supuesto que no, si es que quieres una relación sana y cooperativa. Aunque tu mente y tú no estén en igualdad de condiciones, tienes una relación con ella de todos modos, y tu mente puede servir a un mayor propósito si está entrenada para hacerlo. La mente tiene un cierto rango de responsabilidad, pero más allá de ese rango no puede funcionar con eficacia. La mente está aquí principalmente para gobernar el cuerpo y permitirte interactuar con el entorno. Pero para que la mente haga esto de manera efectiva y constructiva, debes aprender a trabajar con ella —sin evitarla, dominarla, conquistarla o estar supeditado a ella.

Tienes un lado personal y un lado Impersonal. Juntos tienen una relación. Esta relación es algo que tomará mucho tiempo cultivar. A medida que avanzas, comprendes que la mente personal necesita algunas cosas. Necesita ciertos tipos de comodidad y estimulación para mantenerse saludable. Comprendes que el lado Impersonal también necesita ciertos tipos de comodidad y estimulación para mantenerse saludable y funcional. Aquí la mente puede servirte y tú también puedes servir a la mente.

Si piensas en tu relación con tu cuerpo físico, es más fácil ver que este es un mecanismo formidable capaz de hacer cosas maravillosas. Él te permite participar directamente en el mundo. Tiene sus achaques y dolores, así como sus necesidades y molestias. Si te acercas al cuerpo de una manera sana, verás que es un gran activo que te permite realizar algo de gran importancia en el mundo. Por supuesto, la mayoría de las personas no ven al cuerpo así. Lo ven también como un tirano, un estorbo o un sirviente. Si el cuerpo es un tirano, entonces sus necesidades y apetitos te gobiernan por completo, y te sientes miserable e indefenso ante todo ello. Si es un estorbo, entonces tiendes a reaccionar frente al cuerpo de una forma áspera y destructiva, forzándolo a hacer cosas para intentar probarte a ti mismo que puedes superarlo. Eso también sucede cuando tratas al cuerpo como un sirviente.

Tu relación con tu cuerpo es muy similar a tu relación con tu mente, con algunas diferencias importantes. Primero, tu mente es más permanente que tu cuerpo y existirá más allá de tu vida física. Segundo, la mente es mucho más complicada y mucho más poderosa que tu cuerpo. Interactúa en un ambiente mental que trasciende el ambiente físico. Por tanto, es imposible que la mente sea tu sirvienta. Es posible que te sirva, pero la relación tiene que ser mucho más cooperativa. A los sirvientes se les pide mucho y generalmente se les trata con muy poco respeto y consideración; este no puede ser un acercamiento sano a la mente, ni tampoco al cuerpo. Ambos tienen sus necesidades y ambos ofrecen sus grandes servicios. Pero la mente proporciona un servicio mayor que el cuerpo, porque la mente personal sirve de puente entre la vida física y tu realidad espiritual. Interacciona con estos dos grandes ámbitos y sirve como una membrana a través de la que puede pasar información desde tu realidad espiritual a la vida física.

Esto solo puede reconocerse y experimentarse si se considera la mente como una gran sirvienta y un gran mecanismo para servir en el mundo. No puede ser tu sirvienta personal. No puedes usarla solo para adquirir más dinero, más amor y más ventajas. Cuando ese es el caso, no estás respetando sus mayores capacidades o su mayor significado. Utilizar la mente para fines egoístas como esos solo te traerá desastre. Es por eso que señalamos en cambio una mayor forma de desarrollo para la mente. ¿Cómo se logra este desarrollo? Se logra siguiendo una preparación de entrenamiento y discernimiento que no has creado por ti mismo. Esta preparación se ha proporcionado en muchas formas. Para aquellos que responden a la Comunidad Mayor y tienen una relación con ella, se ha proporcionado el Camino del Conocimiento de la Comunidad Mayor. El Camino del Conocimiento es un medio apropiado para entrenar la mente y también para generar una relación sana con ella.

Debido a que la mente es un mecanismo limitado, aunque mucho más extenso que el cuerpo, plantea ciertos problemas. En primer lugar, debe ser entrenada apropiada y sabiamente. No puede ser entrenada por razones puramente personales, porque debe servir a una Realidad Mayor y a una mayor necesidad dentro de ti. Tendrás que redirigir algunos de tus pensamientos, pero el Conocimiento dentro de ti debe ser la fuente de esta instrucción. Tú, personalmente, no puedes hacerlo. Del mismo modo, personalmente no puedes hacer que el cuerpo haga cosas que el cuerpo no puede hacer sin dañarte mucho a ti mismo físicamente.

La mente, entonces, es un gran recurso, pero necesitas tener una relación sana con ella. Esto implica que le proporcionas ciertas cosas que necesita. La mente necesita un cierto grado de estabilidad; necesita un cierto grado de protección frente a la adversidad; necesita estimulación; necesita lo que llamamos “repensar”. Así que, permíteme ahora hablar sobre repensar.

Considera tu mente personal como una gran cuba de hormigón húmedo y viscoso. Si no lo agitas y no lo mantienes en movimiento, se endurece asumiendo cierta forma. Y una vez se ha endurecido, es muy difícil lograr que vuelva a estar fluido. Es por eso que es muy importante estimular la mente. Su mayor estimulación provendrá del Conocimiento, pues a medida que la mente se pone al servicio del Conocimiento, es estimulada continuamente con nuevas ideas y nuevas experiencias, así como con la exigencia de que las cosas sean revaluadas de acuerdo a su relevancia en el tiempo presente. Esto sigue removiendo la mente, por así decirlo, y la mantiene fluida. La mantiene joven, fresca y activa. Si se deja que la mente se endurezca, su capacidad para responder a nuevas influencias, nueva información y nuevas relaciones se ve gravemente obstaculizada. Pasado un cierto punto, no es capaz de responder a cosas nuevas en absoluto. Entonces la mente deja de ser un organismo vivo. Entonces tener una relación saludable con ella se vuelve muy, muy difícil.

Si la mente está siguiendo al Conocimiento —lo que significa que está atendiendo a un Poder Mayor dentro de ti, un Poder Mayor que no puedes concebir ni controlar—, es necesario repensar las cosas una y otra vez. Las personas no repensarán sus ideas si no están sirviendo a un Poder Mayor; solo fortalecerán su posición. Repensar significa que debes redefinir tu posición y, en algunos casos, abandonarla completamente. Repensar es una parte necesaria de la educación. Ciertamente, cuando piensas en tu educación, incluso en un sentido formal en tu escolarización, comprenderás que los cursos o programas de estudio que fueron más estimulantes requirieron repensar y considerar diferentes perspectivas y puntos de vista, contemplar nuevos hechos y alterar tu posición o no tomar ninguna posición.

Para que la mente pueda repensar, debe tener algo más allá de sí misma a lo cual este respondiendo y sirviendo. Esto solo puede ser el Conocimiento dentro de ti. Por eso, la relación saludable de la mente es con el Conocimiento, que es como el “verdadero tú” detrás de ti, el Ser verdadero detrás de la persona temporal. Esto pone las cosas en el orden correcto. Esto también pone las cosas en el orden correcto para ti físicamente, porque el cuerpo está destinado a servir a la mente, y la mente está destinada a servir al Conocimiento o Espíritu. Este es un cambio tremendo desde estar en un estado mental individual y humano, donde la mente está hecha para servir al cuerpo y se piensa que lo espiritual sirve a la mente, si es que se piensa. Por tanto, para desarrollar una relación sana con la mente, debes enfocarte en el Conocimiento y permitir que el misterio del Conocimiento exista dentro de ti.

La mente necesita ciertas cosas concretas para establecer una base o un sistema de creencias. Sin un sistema de creencias, la mente está en un estado de caos y no puede enfocarse en ninguna dirección. Eso es la locura —cuando la estructura de la mente o del pensamiento se ha roto, hasta el punto de que ni siquiera la voluntad del Espíritu puede trabajar a través de ella—. En ese caso, la mente ha caído en el desorden y la disfunción. Por eso, la mente necesita ciertas suposiciones y un entorno familiar, al menos hasta cierto punto, para poder funcionar con eficacia. Al igual que el cuerpo necesita alimentos, agua, abrigo y ropa y una cierta cantidad de calma, la mente necesita seguridad, relaciones compatibles, un ambiente estable en ciertos momentos y nuevas ideas. Estas son sus necesidades. Descuida estas necesidades y la mente caerá en el desorden, y entonces no podrás tener una relación sana con ella.

Puedes tener ciertas ideas a las que se aferra la mente, y eso está bien. Puedes tener ciertas relaciones que estimulan la mente, y eso es necesario, aunque pocas personas, de hecho, consideran esto como un beneficio. Pero debes tener algo a lo que la mente pueda servir, que la estimule y exista más allá de ella. Esto mantiene la fluidez de la mente, lo cual permite que se produzca el repensar. Esto permite que la mente esté activa y viva. Esto te permite establecer una relación saludable con la mente. No puedes trabajar con ella a menos que estés cultivando esta relación, pues tratarás de controlarla o de huir de ella.

Traigamos esto al ámbito de la práctica espiritual, porque es en él donde te encuentras la mente directamente. Cuando estás aprendiendo el camino de la quietud, el cual produce un ambiente en el que puede surgir el Conocimiento dentro de ti, te das cuenta de que la mente está constantemente pensando, constantemente moviéndose, distrayéndote, alejándote, y así sucesivamente. Encuentras aquí que mientras la mente hace esto, realmente estás dentro de ella, porque tu punto de referencia todavía está en ella, y por eso, donde quiera que vaya, tú vas. En la práctica, estás intentando llevarte de vuelta a una posición de objetividad y observación, pero la mente se va y te lleva con ella. Va aquí, allá y a todas partes. Piensa en cosas grandiosas, piensa en cosas ridículas, e imagina todo tipo de escenarios —pequeños dramas en los que luego te encuentras a ti mismo—. Es como una televisión funcionando todo el tiempo.

Así que, en una práctica espiritual, ¿cómo manejas la televisión funcionando todo el tiempo? Aquí fijas un cierto punto focal para ti. Es como sintonizar la televisión en un tipo de frecuencia o canal. Tienes que aprender a hacerlo, y solo la práctica te lo permitirá. Tienes que tener un punto focal, y tu mente también ha de tener un punto focal. En el programa de los Pasos al Conocimiento se introducen muchos puntos focales diferentes. Por ejemplo, se te pide que te centres en la palabra RAHN. La mente sigue yendo a todos lados, pero la enfocas en esa palabra y ese sonido. Existen otros puntos focales: el Fuego del Conocimiento dentro de ti, un punto fijo dentro de ti, tu respiración, una parte de tu cuerpo. Puedes hacerlo con los ojos cerrados o con los ojos abiertos. Esto enfoca la mente, lo cual amplifica su poder y establece para ti una posición fuera de ella. Focalizarte establece esta posición fuera de la mente y te permite experimentarla.

Una y otra vez, practicas cientos y miles de veces, como músicos practicantes que deben practicar las escalas una y otra vez. Ellos nunca abandonan esa práctica. Debes practicar el enfocar la mente en tu práctica espiritual. Al hacerlo, con el tiempo la mente se vuelve menos caótica. Se vuelve más uniforme y más flexible a lo que le pides que haga. También demuestra sus necesidades para que puedas reconocer lo que necesita. Por ejemplo, la mente necesita una cierta cantidad de similitud. No puede estar tratando todo el tiempo con cosas nuevas. Necesita descansar en cosas familiares. Al mismo tiempo, la mente necesita nuevas ideas y nuevos estímulos. La mente necesita estar alineada con el Conocimiento. Todas estas cosas tienen que equilibrarse entre sí y esto requerirá habilidad y Sabiduría de tu parte. Si le pides a la mente que todo el tiempo tenga nuevas experiencias, la agotarás y no podrá funcionar. No puede integrar nueva información continuamente y terminará rebelándose contra ti si eres demasiado opresivo con ella.

Por tanto, se trata de una cuestión de equilibrio. El Conocimiento proporciona este equilibrio, porque proporciona nueva información y estimulación y luego largos períodos de quietud. Durante estos períodos de quietud, se le da tiempo a la mente para integrarse. Repensar es permitido y alentado. Hay estimulación, y hay tiempo para el ajuste, el repensamiento y la reasociación. De esta manera, como dando pasos, la mente puede crecer y progresar mientras mantiene su estabilidad interna. Entonces, incluso sus ideas más familiares y queridas pueden crecer poco a poco. No son destrozadas. Estos ajustes se hacen lenta y cuidadosamente, como si estuvieras construyendo algo con un enfoque muy concienzudo. Entonces, con el tiempo, la mente empieza a pensar para ti. Tiene una base sobre la que existir. Sus necesidades están siendo honradas y servidas y la estás manteniendo estimulada y redirigida.

Contempla otro ejemplo: Considera que tu mente es como un gobierno que no está funcionando muy bien, como sucede con la mayoría de los gobiernos en tu mundo. Si deseas cambiar el gobierno y deseas que sea más productivo, amable, eficiente y estable, ¿cómo abordarás esto? ¿Marcharás con tus ejércitos para conquistar y forzar a la sumisión cada uno de sus aspectos? Así es como ciertas personas se acercan a sus mentes cuando emprenden la práctica espiritual. O tal vez la descuidarás y dirás: “Bueno, siempre será una gran institución ineficiente y todo lo que uno puede hacer es intentar vivir con sus ineficiencias y hacerlo lo mejor que pueda”. Si haces eso, ¿qué cambia? Nada.

Entonces, ¿cómo recuperas un gobierno? ¿Cómo recuperas la mente? Estas preguntas son similares. La mente tiene muchos aspectos que interactúan entre sí. Lo mismo ocurre con un gobierno. La mente caerá en el desorden a menos que tenga un propósito superior y una mayor serie de prioridades a las que servir. Lo mismo ocurrirá con un gobierno. La mente tiene un tremendo poder y afecta la calidad de tu vida. Lo mismo ocurre con un gobierno. La mente necesita un gobernante sabio. Lo mismo ocurre con un gobierno. La mente tiene diferentes voces y aspectos, que deben ser reconocidos y reunidos en una relación de trabajo eficiente. Lo mismo ocurre con un gobierno. Las similitudes siguen y siguen. Por tanto, si te vuelves sabio en tu relación con tu mente y en tu trabajo con ella, te conviertes en un líder sabio —un gobernante sabio, por así decirlo—. Esto significa que tienes compasión y respeto por aquello que gobiernas. Intentas tener en cuenta todos los aspectos de lo que gobiernas y sirves a todos ellos en el mayor grado posible. Esto significa que debes equilibrar las cosas constantemente, que no puedes ser demasiado radical respecto a una o dos ideas, mientras descuidas todo lo demás. Por eso seguir el Camino del Conocimiento de la Comunidad Mayor crea liderazgo, tanto interna como externamente. Crea equilibrio y Sabiduría, un gobierno sabio interna y externamente. Por eso es el camino de la resolución y el camino del logro.

Muchas personas quieren gobernar su vida exterior de manera más efectiva, pero sus vidas interiores son caóticas. Es como decir: “Dejaremos al gobierno solo, pero haremos que la ciudad se vea más bella. Plantaremos árboles”. Las personas intentan que su vida exterior se vea más benigna, o más placentera, o más armoniosa, pero a menos que se regeneren y asuman la responsabilidad de gobernar sus mentes, nada cambiará. Tal vez tendrán un paisaje más agradable, pero el estado real de las cosas será el mismo.

Cuando hablo de estas cosas, quizás digas: “¡Dios mío! ¡Esto es demasiado grande para mí! ¿Cómo podría hacer todo esto?”. Bueno, la verdad es que tú haces una parte y el Conocimiento hace otra parte. Día a día, momento a momento, aprendes a dirigir a la mente y a trabajar con ella, y la enfocas en cosas que son productivas, al igual que aprendes a hacerlo con tu cuerpo físico. Sin embargo, parte de la mente está gobernada por algo mayor. Por eso, tienes un rango de responsabilidades y el Conocimiento tiene otro rango de responsabilidades. Eres responsable de lo que piensas y de lo que haces con lo que piensas, pero el Conocimiento es responsable de darle a la mente su propósito, significado y dirección. Aquí eres como un gerente sabio, pero no gobiernas el estado. Reconocer esto te permite tener un mayor recurso de Sabiduría para llevar a cabo tu rango de responsabilidades, que es bastante grande. Es evidente el hecho de que las personas no pueden manejar sus vidas o sus mentes, y, por tanto, cualquier persona que pueda hacerlo en cualquier grado habrá progresado y tendrá una gran ventaja en la vida.

Se te dan los medios para tu desarrollo. Nosotros proporcionamos el Camino de la Comunidad Mayor. Es eficaz si las personas aprenden a seguirlo y son pacientes y sabias. Cuando las personas comienzan la preparación, oh, ellas quieren grandes resultados al momento. Saltan arriba y abajo para resolver y lograr cosas en sus vidas, pero en realidad las cosas suceden de una forma más lenta y progresiva. Esto asegura resultados sustanciales y duraderos, así como un verdadero progreso. Si saltas hacia delante, puedes retroceder con la misma facilidad. Cuando saltas en el aire, desciendes enseguida. Pero cuando sigues un plan y un medio que es más lento, gradual y constructivo, entonces realmente avanzas, y no te caerás o retrocederás tan fácilmente.

Se provee el Camino del Conocimiento de la Comunidad Mayor para prepararte para trabajar con la mente y tener una relación genuina con ella, así como con el Poder Mayor dentro de ti. Sin este tipo de preparación no podrías hacerlo. Aunque intentases tener una buena conducta y pensamientos positivos, no podrías escapar de tus dilemas, porque no podrías establecerte eficazmente fuera de tu mente. No podrías establecer una nueva base, un nuevo punto de vista, una nueva posición. Esto requiere asistencia desde más allá de ti mismo —no solo el aliento amistoso de los que te aprecian, sino la ayuda real de aquellos que poseen un mayor poder espiritual—. Ellos proveen su presencia, su inspiración y los medios prácticos para tu logro.

Tú eliges si te preparas o no. Si no lo haces, solo puedes pensar sobre ello y contemplarlo. En ese caso, todavía sigues estando dentro de tus propias ideas. Cuando te preparas te encuentras con nuevas ideas, lo cual requiere un repensamiento, un reajuste y una nueva posición con tu mente. Esto le da a tu estado interno dirección e impulso para avanzar. Sin la preparación estás caminando alrededor, pero das vueltas en círculos. No puedes ir a ninguna parte nueva. Tratar de enseñarte a ti mismo las cosas es muy lento, y las perspectivas de éxito son bastante remotas. Tenderás a reciclar viejas ideas. Cuando las personas caminan rápidamente en un círculo amplio, les parece que están yendo a algún lado. Sin embargo, solo se marean y no están penetrando en ningún nuevo territorio. La mente no está repensando. Repensar no significa simplemente revaluar una posición que has tenido o las ideas con las que estás familiarizado. Repensar requiere nueva información, nuevas experiencias y nuevos desafíos. Estos deben venir de más allá de ti. Esto activa tu relación con Dios y con tu Familia Espiritual. Esto te proporciona un movimiento ascendente y hacia el exterior.

Pasar de ser gobernado por tu mente a adherirte a algo mayor es algo que debe ocurrir lentamente, para que puedas mantener tu estabilidad. En cierto punto, la preparación formal es absolutamente necesaria. Si la evitas o la descuidas, entonces no puedes continuar. Esto representa un compromiso de cambiar y reorganizar tu relación con tu mente, con tu cuerpo y con todo lo que te rodea. Esto requiere coraje. Requiere apertura. Requiere reconocer una necesidad genuina dentro de ti. La vida te enseñará esta necesidad. Si estás siendo honesto contigo mismo, te darás cuenta de lo grande que es. Solo puedes hacer un poco por ti mismo. Más allá de eso, deben hacerse cosas para ti, y estas deben dársete y mostrársete. Por eso, es necesario buscar una preparación que no inventaste por ti mismo. Eso es lo que te lleva a un nuevo territorio, permite que ocurra el repensar genuino y te abre a mayores posibilidades, las cuales no estarían disponibles para ti de otra manera.

Aquellos que han emprendido la preparación en el Camino del Conocimiento de la Comunidad Mayor deben ejercer gran perseverancia y paciencia. Las personas generalmente quieren que las cosas se muevan rápidamente, para llegar a la resolución o a la realización ahora mismo, o por el contrario quieren retrasar las cosas, porque se están moviendo demasiado rápido. “¡Oh Dios mío! ¡No puedo manejarlo!”. Con el tiempo, comprenderás que hay un cierto ritmo que puedes seguir, porque tu mente debe repensar y también reestabilizarse. Entonces hay crecimiento, integración y reestabilización. Día a día, momento a momento, esto puede hacer que las cosas parezcan muy lentas, pero así es como se consigue crecer y se logra la estabilidad. Algunas personas quieren salir disparadas como un cohete. Sin embargo, cuando el cohete vuelve a tierra se hace pedazos. Si no quieres hacerte pedazos, entonces no te dispares como un cohete. Sube como el hombre o la mujer en la montaña que debe moverse muy lentamente, que debe entender cada movimiento y tener gran respeto y consideración por la montaña misma. Esta es una buena imagen y una que vale la pena.

Si comienzas la preparación que se te ha proporcionado y la sigues fiel y pacientemente, y permites que se produzca un reordenamiento en tu vida exterior y un repensamiento en tu vida interior, y aprendes a reconocer el rango de responsabilidades que te pertenece y que la preparación hará evidente para ti, y dejas que exista el mayor rango de responsabilidades en el que el Conocimiento te ha de guiar, entonces puedes proceder. Entonces aprenderás no solo a trabajar con la mente, sino también a apreciar sus grandes beneficios.