Ser testigo de la Revelación


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 24 de junio de 2011
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: Witnessing the Revelation

Escucha el audio original aquí (en inglés):

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

El Mensajero está en el mundo. Él ha traído consigo un gran Mensaje para la humanidad, un Mensaje que ha estado recibiendo durante más de veinticinco años, un Mensaje lo suficientemente amplio para guiar a la humanidad hacia la siguiente gran etapa de su evolución y desarrollo.

Sin embargo, él es un hombre ordinario, aunque solo en apariencia. Porque él lleva en su interior la semilla de un mayor entendimiento y una mayor realidad —la realidad de la vida en el universo; la realidad de una mayor dimensión espiritual del mundo y de más allá; la realidad del propósito, el significado y la dirección; la realidad del contacto con la Presencia Angélica, que es responsable del bienestar y el progreso de la familia humana.

Mucha gente tratará de rechazarle. Mucha gente lo condenará o lo ridiculizará. ¿Quiénes lo defenderán? ¿Quiénes entre vosotros darán testimonio de la Revelación? ¿Quiénes entre vosotros son suficientemente fuertes, valientes y honestos para hacerlo?

La presencia del Mensajero en el mundo es preciosa. Él es vulnerable. Habrá otros grupos e individuos que buscarán destruirlo conforme su proclamación gane reconocimiento y sea más discernible en el mundo. ¿Quiénes darán testimonio de la Revelación?

Las personas quieren muchas cosas del Creador de toda vida, y querrán muchas cosas del Mensajero que ha sido enviado, el único Mensajero presente en el mundo hoy y en los muchos días por venir.

Las personas quieren milagros. Quieren ser rescatadas de sus circunstancias. Quieren recibir favores y dispensaciones. Quieren ser servidas. Quieren ser fortalecidas. Quieren victoria en la guerra y prosperidad en la paz.

Ellas pondrán estas expectativas en el Mensajero, particularmente en él. Pero él solo puede indicar el camino hacia la Revelación, que es más profunda y más amplia de lo que la mayoría de la gente cree, requiriendo un mayor involucramiento y discernimiento, una mayor práctica y una aplicación honesta.

¿Quiénes pueden hablar de esto? ¿Quiénes pueden corregir los muchos errores que surgirán alrededor de semejante proclamación? Incluso entre aquellos que responden positivamente, habrá falsas expectativas. Habrá exigencias sin expresar. Habrá críticas y juicios sobre que el Mensaje y el Mensajero no cumplen con las expectativas de la gente. ¿Quiénes hablarán de esto?

El Mensaje y el Mensajero requieren muchos testigos. Requieren una gran expresión de reconocimiento y propósito. Y para aquellos cuyo destino es este, esto es lo más importante en toda su vida. Cuando dejen este mundo y regresen a su Familia Espiritual, se les preguntará: “¿Hablaste en nombre del Mensajero? ¿Reconociste al Mensajero? ¿Apoyaste al Mensajero?”

Esto supondrá el evento y la oportunidad más grandes y significativos de sus vidas. ¿Quiénes pueden responder a esto? ¿Quiénes pueden reconocer esto? ¿Quiénes estarán a la altura de la ocasión, la más grande ocasión que jamás tendrán?

Las personas quieren muchas cosas, pero lo que se requiere de ellas es algo diferente. En el tiempo de la Revelación las prioridades cambian. Este es un evento que solo sucede [una vez] cada milenio, y tú estás presente en el mundo para esto.

Tú verás al Mensajero siendo maltratado, ridiculizado y calumniado. ¿Que te dirá esto, a ti que eres el beneficiario de la Nueva Revelación de Dios? ¿Qué evocara esto en ti, que has tenido la bendición y el honor de recibir el Nuevo Mensaje para la humanidad y de estar entre los primeros y más antiguos receptores?

Si no puedes sentir y ver estas cosas de las que hablamos, entonces ¿en qué está ocupada tu mente? ¿Que podría ser más importante que esto para ti? ¿Tu felicidad? ¿Tu seguridad? ¿La aprobación de los demás? ¿Tu posición social? esta es una pregunta y un dilema para toda persona que puede responder.

Si aquellos que se oponen al Mensajero vienen a ti y te preguntan: “¿En qué crees tú? ¿Cuál es tu posición?” Entonces ¿qué contestarás a esto? Si el Mensajero es negado, ignorado o denigrado, ¿qué contestarás a esto?

Las personas están ansiosas por recibir las bendiciones y los beneficios de la Revelación, pero estos beneficios traen consigo una responsabilidad —la habilidad o capacidad para responder—. Te llaman a ser un testigo y no solamente un receptor, practicando en soledad y en secreto, escondido en alguna parte en el mundo.

¿Quiénes hablarán en nombre de la Revelación cuando los retos lleguen? ¿Quiénes hablarán cuando haya una reacción contra el Mensaje y el Mensajero, y cuando aquellos que parecen ser tan respetables y prestigiosos en la sociedad condenen al elegido para traer la Revelación de Dios al mundo?

¿Cómo te sentirás y qué pensarás cuando veas a aquellos a los que admiras, a aquellos a quienes respetas, ponerse en contra de la Revelación? ¿Te arrojará esto hacia la duda y la confusión? ¿Hará que te sientas impotente y desesperanzado?

Mira atrás en la historia. ¿Ha sido acogido en su propio tiempo alguno de los grandes Mensajeros? ¿Ha sido comprendido exitosamente por aquellos que estaban a su lado?

Si el Mensajero fuera a asumir un poder político, oh, entonces sin duda habría muchas lealtades. Oh, sin duda habría muchos acuerdos. Oh, sin duda muchos parecerían seguirle, deseando estar en el lado ganador del conflicto. Oh, sí, muchos llegarían, alabando y dando reconocimiento al Mensajero, pues buscarían beneficiarse de su presencia y su posición. Oh, sí, los sacerdotes leales aparecerían. Oh, sí, la gente estaría exaltada y entusiasmada.

¿Qué es esto para el Mensajero, tener gran cantidad de seguidores que no entienden, cuyas expectativas son incorrectas, cuyas alianzas son deshonestas, cuyo respeto y adulación son falsos y fácilmente destruidos por otros?

¿Quiénes darán testimonio basado en la fuerza del Conocimiento, la inteligencia más profunda en su interior?

En estas etapas tempranas de la Proclamación, el Mensajero será ignorado. Será condenado sin ambages, criticado severamente —llamado un demonio, un loco, un manipulador—, llamado toda una serie de cosas por aquellos que no pueden o no quieren responder, condenado por aquellos que solo buscan preservar y proteger su posición actual y sus inversiones previas, aquellos que no tendrán el coraje para cuestionar sus lealtades, sus creencias o sus suposiciones.

Y, oh, los expertos no lo harán mejor, aquellos que se han invertido mucho a sí mismos, que han pagado un gran precio y han hecho muchos compromisos para adquirir su posición de autoridad en la sociedad. ¿Arriesgarán todo esto para reconocer a un hombre que tiene escaso reconocimiento, un hombre que tiene muy pocos seguidores, un hombre cuyo Mensaje parece indignante y cuya proclamación provoca rechazo y resentimiento?

¿Arriesgarán estos expertos su reputación, su posición social y su empleo para dar testimonio de la Revelación? ¿Arriesgará algún político todo aquello en lo que ha invertido —su posición, sus logros— para reconocer al Mensajero?

No; como ves, esta carga recae sobre ti y sobre otros, muchos otros. No busques que la elite o los muy respetados arriesguen su posición para dar testimonio de la Revelación. No creas que el Mensajero solo necesita estar conectado con ciertas personas poderosas, porque estarías jugando aquí el rol de Judas —bienintencionadamente, quizá, pero ciego a la realidad de la situación.

El Mensajero tiene la clave para futuro de la humanidad y su éxito futuro. ¿Quiénes darán testimonio de esto? ¿Quiénes mantendrán esta posición, una posición que el mundo no estima ni reconoce? Mucha gente vendrá, queriendo muchas cosas. Habrá gestos de aprobación y caras sonrientes, pero ¿quiénes darán testimonio de esto?

Tú que buscas propósito y significado en tu vida, debes entender que es esto lo que significa en última instancia: que debes apoyar algo más grande que tú mismo, más grande que tus intereses personales o ventajas, más grande que tu propio beneficio privado. Debes apoyar algo más grande a pesar de la oposición, a pesar de la ignorancia, la estupidez y el rechazo.

Esto te llamará a salir de las sombras. Esto te llamará a salir de la autonegación. Esto llamará a otros a salir de sus miserables y ocultas existencias. Esto sacará a las personas de su baja autoestima. Esto sacará a las personas del autocuestionamiento y el autorrechazo, llamándolas ahora a ser testigos de algo mayor, algo magnífico, profundo y eficaz, algo que la humanidad necesita pero no puede proveer por sí misma.

Pues todos los que puedan recibir ahora las bendiciones del Creador tendrán que enfrentar, tarde o temprano, estas preguntas. No podrán ser simplemente beneficiarios —deseando más, esperando más, dando gracias y siendo agradecidos—, porque ellos también deben elevarse a una posición de autoexpresión. Ellos también deben abogar por aquello que les está sirviendo tanto. Ellos también deben arriesgar sus propios miedos y su autocuestionamiento para hacer una mayor expresión a otros. Ellos también deben encarar el rechazo social.

Es la naturaleza de su llamada. No hay llamada o propósito que no involucre algunas de estas cosas. Uno no simplemente proclama un propósito para sí mismo y vive feliz para siempre. Uno no simplemente responde a su llamada y todo le va bien.

Para servir al mundo, debes enfrentar el mundo. Debes tener el coraje para encarar el mundo y sus realidades. Debes construir esta fuerza dentro de ti para poder hacer esto y para proveer al mundo algo que el mundo no puede proveerse a sí mismo, algo que se necesita y que no está disponible, algo que otras personas no pueden hacer o no quieren hacer.

No delegues esto a otros, pues eres tú quien está siendo llamado. Este es el significado de la llamada —del propósito y la llamada—. Ser llamado es ser llamado a salir de lo ordinario, a salir de los lugares abarrotados, a salir de lo que los demás están haciendo, pensando y atendiendo, a salir de la línea; es ser llamado a salir de tu vida normal lo suficiente para poder recibir una sabiduría y una revelación mayores.

¿Qué es el propósito superior, sino asumir algo más grande que tus actividades normales y servir a algo más allá de tus propios intereses y tu edificación personal? Responder a la Revelación es entonces una perfecta demostración de estas cosas.

Aquellos que no pueden o no quieren dar testimonio de la Revelación, o bien no tienen todavía la gran fuerza que se necesita y la suficiente fortaleza con el Conocimiento, o bien tienen miedo de cruzar ese umbral donde se vuelven verdaderos comunicadores en el mundo, en vez de ser personas que se han retirado del mundo, que temen el mundo y que están tratando de proteger lo que tienen en el mundo. No todos están listos para hacer esto en este momento, pero es ahí a donde conduce el sendero para todos.

Tienes que apoyar algo. Y tu demostración debe ser real y no meramente psicológica. Debe ser palpable y no meramente al nivel del pensamiento. Tendrás que hacer sacrificios por ello. Tendrás que renunciar a cosas por ello. Tendrás que arriesgar cosas por ello. Y esto es lo que separa a aquellos cuya llamada es verdadera y poderosa de aquellos que están pretendiendo o son demasiado débiles para responder plenamente.

El Mensajero está en el mundo. ¿Quiénes darán testimonio de él, basados en la fuerza de su reconocimiento? ¿Quiénes correrán el riesgo de hablar con otros? ¿Quiénes permitirán que el Conocimiento reestructure su vida, que sus prioridades cambien de forma natural y que su pensamiento se haga uniforme, poderoso y penetrante? ¿Quiénes permitirán que su vida sea cambiada y alterada y que atraviese los periodos de incertidumbre que esto requerirá a lo largo del camino?

Ciertamente no serán las personas que necesitan sentir que tienen todo bajo control todo el tiempo, cuya certidumbre se basa en la fuerza de sus convicciones y sus ideas y en la rigidez de sus vidas. Ellas no tendrán la confianza o la seguridad en sí mismas para someterse a un proceso real de preparación —el cual las lleva hacia la incertidumbre y rompe su falsa y dañina reglamentación.

Los egoístas no harán esto, puesto que pone en riesgo las cosas que están tratando de adquirir para sí mismos. Ellos tratarán de usar la Revelación de Dios para enriquecerse política, social, económica e incluso espiritualmente. Pero no se convertirán en verdaderos promotores. No darán testimonio del Mensajero, porque quieren que todo el mundo dé testimonio de ellos.

Ese no es el deseo o la intención del Mensajero, ser tanto el centro de atención. Él es un hombre humilde. No busca ese tipo de reconocimiento, y es por eso, en parte, que ha sido escogido para ser representante de Dios en esta era del desarrollo de la humanidad.

Los ambiciosos y los egoístas nunca son escogidos, pues no son dignos de confianza. Ellos no tienen la conciencia de sí mismos o la honestidad para asumir una mayor responsabilidad. La humildad es fruto de la honestidad y la compasión, dos cosas que los egoístas todavía no han logrado.

¿Deberá ser el Mensajero sacrificado a manos de su oposición, mientras sus verdaderos seguidores permanecen callados, en silencio e impotentes? ¿Será la Nueva Revelación profanada y repudiada, mientras aquellos que han sido escogidos para ser sus testigos se mantienen en silencio, retirados y temiendo por sí mismos?

Pensar que el Mensajero puede comunicarlo todo y responderlo todo es colocar una carga imposible sobre sus hombros, pues él deberá tener muchos testigos en muchos lugares. Y ellos deberán ser cuidadosos si viven en países donde existe represión política o religiosa. Deberán tener mucho discernimiento y discreción respecto a dónde y cuándo compartir la Revelación.

El martirio no es el énfasis aquí. Es la comunicación. Son las relaciones. Es el difundir la Revelación —de manera abierta u oculta, dependiendo de la situación política, social y religiosa en la que uno viva.

Pero la comunicación y las relaciones deben extenderse y expandirse. No basta con ser un creyente ferviente, pues eso tiene que traducirse en actos —no solo renovando y revisando tu propia vida, sino también dando testimonio de aquello que es la fuente de tu propia y extraordinaria restauración.

Esto separará a los que responden verdaderamente de aquellos que están aquí por otras razones, o que son demasiado débiles para elevarse por encima de sus propias preocupaciones.

Deja que esta sea la base de tu entendimiento sobre aquellos que responden. Lo que importa es lo que hagan, no lo que digan o lo que proclamen en el momento. ¿Permitirán que sus vidas sean realmente cambiadas, alteradas y reestructuradas por la Revelación y por el poder del Conocimiento en su interior? ¿Darán testimonio del Mensajero en un acto de espontaneidad y contribución natural? ¿O permanecerán en la sombra, tramando y planeando como pueden beneficiarse sin tener que pagar un precio ni correr ningún riesgo?

Esto es parte de la carga del Mensajero, ya que incluso entre aquellos que parecen responder positivamente existen también peligros. Aquel que traicionará al Mensajero saldrá de las filas de sus seguidores. El estudiante descontento o fallido, en vez de asumir la responsabilidad por sus propias dificultades y limitaciones, buscará negar o menoscabar el Mensaje y al Mensajero. Esto siempre sucede en los tiempos de Revelación. Tú presenciarás esto.

Tu respuesta a la Revelación es una respuesta a la vida y al Origen de la vida. Revela tanto tus fortalezas como tus debilidades. Te muestra las influencias en tu vida que son útiles y las influencias que son perjudiciales, puesto que ante la Revelación no hay terreno neutral. Esto polariza a la gente, como debe ser, como tiene que ser, porque debe haber un impacto. En el caso de la persona que parece no ser afectada o no estar interesada, bueno, esa no es una posición neutral.

Piensa en aquellos que no respondieron en el tiempo de los grandes Mensajeros del pasado. ¿Qué estaban pensando? ¿Cómo es que no pudieron ver lo que tenían delante? ¿Cómo pudo ser que no reconocieran a aquel que les trajo la promesa de una vida mayor? ¿Cómo pudo ser que se mantuvieran aparte y permitieran que el Mensajero y el Mensaje fueran denigrados?

O su neutralidad es una expresión de inmensa cobardía, o están muertos para sí mismos y para el mundo y no pueden responder. No pueden ser responsables, porque son incapaces de responder.

El Mensajero debe proclamar el Nuevo Mensaje y debe identificar aquello que está destruyendo la civilización humana y el futuro y la libertad de la humanidad. Mucho de lo que dirá será muy desafiante. Te hará sentirte incómodo, porque eso es lo que hace la Revelación: te hace sentir incómodo.

La Revelación trae simultáneamente confirmación e incomodidad, porque requiere que cambies. Requiere que reconsideres tu vida, tus compromisos y tus actividades. Es un reto, no solo un consuelo.

La presión está en el receptor; no la presión de responder inmediatamente, pero sí de responder. Cómo responderá el receptor lo dice todo sobre sus circunstancias, su estado mental y como se valora a sí mismo.

Que haya muchos testigos del Mensaje y al Mensajero. Que haya muchos que puedan responder, que puedan recibir el regalo de preparación y que puedan llevarlo a sus vidas con verdadera determinación y compasión.

Que el mundo escuche lo que la Revelación tiene que decir. Que las personas escuchen la Voz de la Revelación. Que ellas respondan al Mensajero en cualquier modo que puedan.

Sé un vehículo para esto y tu vida estará justificada, tu propósito será consumado, y los frutos de todos tus sufrimientos y tus logros tendrán el mayor significado y el mayor valor para el mundo.