Cómo discernir a los Mensajeros de Dios


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 21 de marzo de 2000
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: Discerning God’s Messengers

Audio original: no disponible

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Muchas personas en la actualidad son muy ambiciosas respecto a la espiritualidad y la dirección espiritual. Ellas piensan que son mensajeros de Dios y que sus creencias, asociaciones e ideales son realmente algo más grande de lo que son. E insisten en esta posición, sin entender que los Mensajes de Dios rara vez se dan. Ellas se han designado a sí mismas como representantes de Dios, pero no lo son, realmente no, no de esa forma. Es su ambición y su ideología lo que les mueve, lo que hace que hagan estas suposiciones y lo que les hace pensar y creer, incluso fervientemente, que están tan dotados con lo Divino. Afirman que sus mensajes son profundos y provienen de una fuente mayor. Pero esto no es cierto porque, como hemos dicho, los Mensajes de Dios son raros. No se dan con frecuencia. Nunca se dan a los ambiciosos, y nunca se dan a aquellos que se asignan a sí mismos papeles espléndidos.

De hecho, los elegidos para ser los verdaderos Mensajeros son reacios, incluso hasta el punto de la autonegación. Ellos realmente no quieren el trabajo. Pero lo aceptarán debido a quien se lo pide. Ellos realmente no quieren brillar en el mundo como Emisarios o Mensajeros. Esto les resulta casi doloroso. Ellos son más retraídos, más reservados, más discretos, y sin embargo estos son los que son elegidos para ser los verdaderos Mensajeros, y no hay muchos de ellos. Todos los demás son elegidos o nombrados para apoyar el Mensaje.

No es necesario que Dios comunique a la humanidad profundos mensajes muy a menudo. Esto es una cosa muy seria. No sucede muy a menudo. Y, sin embargo, los ambiciosos se asignarán a sí mismos el papel y el privilegio de la entrega de mensajes de una fuente superior. Desafortunadamente, estas personas a menudo se convierten en representantes de la Intervención y defensores de todo el Programa de Pacificación. Tienen puntos de vista muy fuertes sobre lo que es espiritual, y luego apelan a los poderes superiores para justificar lo que ellos creen y ungirse como representantes de una verdad mayor. ¡Qué perfecto es esto para la Intervención!

Las personas que se asignan a sí mismas estos roles y responsabilidades no son los emisarios del Creador. A lo sumo, son los emisarios de su propia ambición y sus propias ideologías fallidas. En el peor de los casos, ellos caen al servicio de poderes que ni siquiera pueden reconocer, y comienzan a apoyar, representar y proponer cosas cuya fuente desconocen. Ellos dicen que no son los autores de sus propias manifestaciones, y como no quieren pensar siquiera que ellos mismos son sus autores, naturalmente apelan a cualquier otra fuente que para ellos represente un tipo de poder espiritual.

Es este tipo de autoengaño, este tipo de glorificación propia, lo que les deja extremadamente vulnerables a la manipulación ajena.

Estos individuos son los que renuncian a los verdaderos Mensajeros estos últimos cuando llegan. Ellos serán ofendidos por los verdaderos Mensajeros. Ellos no serán impresionados por los verdaderos Mensajeros, porque piensan que los verdaderos Mensajeros deben ser dinámicos, magníficos y muy seguros de sí mismos, como son ellos, o como ellos piensan que deberían ser. Sin embargo, los Mensajeros raramente son así.

Y así, estas personas que se designan a sí mismas a menudo se convierten en los más duros críticos de los verdaderos Mensajeros cuando estos llegan, porque su propia posición queda amenazada. Su ideología se pone en peligro. Su nombramiento por un poder divino es puesto en duda. Ellos dirán: “Bien, todos somos mensajeros de lo divino.” Y tratarán de difundir la idea del autonombramiento a muchas otras personas, algunas de las cuales responderán con entusiasmo, viendo esto como una forma de compensar su baja autoestima y recibir un sentido de identidad y dirección del que carecen.

Por supuesto, nada de esto viene del Conocimiento. Todo es una creación de la mente personal para la glorificación y el reconocimiento propios. Ellos recurren a poderes espirituales mayores como un sello de aprobación, y se concederán a sí mismos esta aprobación. Las voces que ellos oyen, que ellos seleccionan y que incluso quieren, solo serán aquellas voces que sustenten sus puntos de vista, sus creencias y sus ideas acerca de sí mismos.

Hay muchas de estas personas justo ahora, en todas las tradiciones de fe. Cada tradición religiosa tiene personas como estas, que creen ser mensajeros y tener una verdad más grande que presentar y demostrar. Estas personas son las que pueden llegar a ser celosas y destructivas, las que toman el asunto en sus propias manos y las que deciden, creyendo que son guiadas divinamente, por supuesto, que pueden determinar lo que es justo e injusto, lo que es espiritualmente correcto y espiritualmente incorrecto.

Todos los estudiantes del Conocimiento deben ser conscientes de estos individuos. Todos los estudiantes del Conocimiento deben preguntarse, “¿Estoy tratando de realizarme a mí mismo aquí?” Si tú vienes a servir, entonces debes tener una gran humildad. Si vienes para ser un verdadero estudiante, entonces debes seguir un camino mayor y no inventar el viaje por ti mismo. Si buscas sinceramente la verdad del Conocimiento y la realidad del Conocimiento en tu vida, entonces debes venir con humildad, sin suposiciones sobre ti mismo. Y no debes basar tu enfoque sobre una ideología que puede, en efecto, no estar basada en absoluto en el Conocimiento.

Humildad, paciencia, perseverancia, honestidad, discreción, discernimiento —todas ellas son cualidades esenciales para un verdadero logro—. Y, sin embargo, esas cualidades no se ven demostradas por muchas personas, en especial por muchas personas que reclaman ser autoridades espirituales. Las personas que afirman ser psíquicos, clarividentes o tener poderes únicos y especiales, son especialmente vulnerables a la manipulación ajena. Y debido a que se otorgan tan alto rango en la jerarquía espiritual, se consideran a sí mismas tan únicas entre los seres humanos y buscan el reconocimiento y la aprobación de sus ideas, estas personas serán muy, muy buenas candidatas para la manipulación, y bien puede que se adhieran a la Intervención, en todas sus manifestaciones. Dispuestas ahora a servir a un poder mayor y creyendo que están dotadas para hacerlo, ellas se asignan a sí mismas el papel de emisarios.

Sé muy prudente con estas personas. Permanece en silencio a su alrededor. Pero ve claramente. Los verdaderos Mensajeros nunca son inflexibles en sus ideas sobre sí mismos. Ellos nunca reclaman dones y poderes especiales para sí mismos. Incluso si tienen que hablar de su propio y genuino nombramiento, lo harán más bien con renuencia. Ellos no son dinámicos y fuertes. No proyectan su personalidad de esta manera. No son indiscretos. No son ruidosos y presuntuosos.

Hay muchas personas afirmando ser emisarios espirituales, pero cuando los verdaderos aparecen ellos pasan desapercibidos, porque son tranquilos, porque no son ruidosos, presuntuosos e indiscretos. Puede que ellos no ganen mucha atención, pues toda la atención está siendo acaparada por los que golpean su propio tambor y se proclaman a sí mismos orgullosamente, con gran convicción.

¿Y quién puede decir quién es el verdadero Emisario? ¿Y cómo puedes saberlo? Nosotros ya hemos empezado a responder a esta pregunta. Puedes saberlo por el contenido de su mensaje. Puedes saberlo por la humildad de su enfoque. Y puedes saber si se trata de una falsa humildad o si es realmente genuina. Porque, como ya hemos dicho, los seleccionados son bastante reacios. Ellos realmente no quieren proclamarse. Y si lo hacen, es porque se les pide que lo hagan, no porque ellos lo quieran para sí mismos.

Este es un asunto muy serio. Todos los verdaderos Emisarios traen algo único y extraordinario al mundo. No se limitan simplemente a reafirmar las ideas populares. No proclaman sus propios poderes espirituales o intuitivos. No invocan su singularidad. Mira el contenido de su mensaje. ¿Es sobre ellos y sus capacidades, o se trata de algo mayor que ellos? ¿Enfatiza su mensaje su singularidad, o habla de cosas más grandes? ¿Es su mensaje realmente nuevo y revolucionario, o es simplemente una reafirmación de lo que muchos otros han afirmado? Lo diremos una vez más: aquellos que se autoproclaman no son los verdaderos Emisarios, porque ellos no son elegidos, y no son elegidos debido a estas tendencias que estamos describiendo.

Por tanto, busca lo que es verdadero y lo que es único. Si son verdaderos Mensajeros, ellos estarán presentando algo realmente nuevo. Pregúntate: “¿Estos emisarios realmente presentan algo nuevo, o simplemente están presentándose a sí mismos y usando lo que parece popular o convencional o incluso radical en el momento, pero todo cosas que están bien documentadas desde antes? ¿Hay contenido y mérito real en su presentación?” Algunas personas dicen: “Bueno, hay enseñanza a todos los niveles. Toda enseñanza espiritual es válida.” Pero esto es realmente solo una excusa, solo una excusa.

Son muy pocos los verdaderos emisarios. Hay muchas personas que están llamadas a servir y muchas personas que pueden servir de una forma real. Y hay muchas personas que sirven de una forma real. Pero ser un emisario, ser un representante, ser un mensajero, eso es realmente otra cosa. Eso está reservado para muy pocas personas.

Una de las razones por las que este papel no es elegido por aquellos que están seleccionados, es que el papel en sí es bastante difícil. Se les pide expresar algo nuevo y desafiante. Se les pide ir más allá de toda idea de sí mismos para tomar una posición en la vida, para presentar algo que incluso ellos mismos apenas pueden entender. Ellos se colocan en una posición expuesta a la condena y el ridículo, para ponerse en el medio de una gran lucha por la consciencia de la humanidad. Pierden sus amigos, su familia, su posición en la vida, y se embarcan en un nuevo viaje, cuyo resultado es incierto y desconocido.

Estas son las tribulaciones de la persona que sirve de una forma genuina. Estas son las tribulaciones de la persona que es el verdadero emisario. ¿Esto es algo que las personas realmente querrían para sí mismas? Recorrer este difícil viaje, llevar una carga tan grande con tan poco reconocimiento y apoyo aparente… ¿es este el objetivo del ambicioso, del egoísta y del interesado?

Es por esto que aquellos que son ambiciosos nunca son escogidos. Ellos nunca son elegidos por sus tendencias, pero tampoco son nunca elegidos porque no cederían a esta mayor responsabilidad. Ellos buscan el reconocimiento y la propia glorificación, pero eso no es lo que ofrece el papel de un verdadero Mensajero y Emisario.

Considera la historia de Jesús. Sí, él ganó una gran atención, pero ¿quiénes eran sus verdaderos aliados? ¿Quiénes se mantuvieron fieles a lo largo de su carrera? ¿Quiénes se pusieron a sí mismos en riesgo para ser sus representantes y sus testigos? ¿Los ambiciosos? ¿Los egoístas? ¿Los que estaban inmersos en su orgullo espiritual, quienes reclamaban poderes y dones únicos y especiales para sí mismos? No, a estos no se les encontraba por ninguna parte. Pero surgieron tras la muerte de Jesús para afirmar que eran sus representantes.

En todas las tradiciones de fe, esto ocurre y está ocurriendo. Es realmente una tendencia muy triste, pero es inherente a la condición de la humanidad hoy en día. Algunas personas nunca esperarán a ser elegidas, por tanto ellas mismas se eligen, porque necesitan algo en que creer, algo a lo que entregarse. Ellas necesitan un sentido de identidad, propósito y significado. Y a pesar de que realmente no son elegidas por lo Divino, se eligen a sí mismas en nombre de lo Divino y dicen ser sus representantes y emisarios. Pero su mensaje no tiene sustancia ni originalidad. El énfasis recae sobre ellos mismos, más que en la enseñanza. Cada vez que el profesor se vuelve más importante que la enseñanza, o cuando el maestro es la enseñanza misma, presta atención. Sé prudente.

Cuando estos emisarios fallecen, ¿qué es lo que queda? ¿Cuál es su legado? Ahora que ya no están ahí para proclamarse a sí mismos, ¿han dejado atrás algo de sustancia y valor real? ¿O eran solo una cartelera para ellos mismos y sus profesados poderes y habilidades?

Para el estudiante del Conocimiento debe prevalecer aquí el discernimiento real. Nosotros hemos elegido al Emisario para esta Enseñanza. No hay otras personas que puedan reclamar el papel de Mensajero para el Camino de la Comunidad Mayor. Incluso después de que Marshall deje este mundo, no habrá un emisario. Solo estarán aquellos que son designados para continuar lo que él ha comenzado. Y no serán elegidos por su agresividad, su encanto o sus ambiciones. Los que serán elegidos serán sencillos, humildes y modestos. Porque éstos serán fiables y no corromperán el mensaje para su propio beneficio.

Cada estudiante del Conocimiento debe reconocer la falsedad de los que se proclaman a sí mismos en nombre del Creador o en nombre de los agentes espirituales. Usa el discernimiento. Usa los criterios que hemos dado. Presta especial atención a los que afirman que todo lo que quieren es convertirse en siervos de Dios. Porque antes de que te des cuenta, si no ha sucedido ya, ellos son servidores y están entregando mensajes. Y piensan que son realmente elevados, avanzados y muy dotados. Mira a estas personas y mira su comunicación. El Conocimiento solo responderá al Conocimiento. Por tanto, si el Conocimiento en ti no responde, es mejor que te marches.

Ya ha habido quienes se han proclamado a sí mismos como socios de Marshall en la Revelación, diciendo que ellos tienen parte del mensaje y que él tiene otra. Y él ha tenido que negarlos, pues todos ellos estaban equivocados.

Escucharás a estas personas, y surgirán entre vosotros, proclamando incluso que son emisarios del Camino de la Comunidad Mayor, diciendo que una sola persona no es suficiente, que debe haber muchos mensajeros. Pero hemos dejado muy claro que no es así como se trae la Revelación al mundo. No es así como la verdadera iniciación se lleva a cabo.

Algunos dirán: “Bueno, esto va todo sobre Marshall. Él está diciendo que él es el único y está negando a cualquier otra persona que afirme tener también dones espirituales.” Pero esto no es cierto. Marshall ha sido elegido. Él no se escogió a sí mismo. Solo ha negado a todos los que querían compartir su autoridad con él, porque se le requirió que lo hiciera. Nosotros sabemos que todo el mundo quiere ser especial, y algunas personas quieren ser espiritualmente especiales hasta el punto de incluso creer que ellas son espiritualmente especiales y que su “carácter único” ha sido confirmado y ungido por mayores poderes espirituales. Y verán a Marshall y dirán: “Sí, sí, él es uno de nosotros, uno de muchos, muchos emisarios.” Y pueden incluso decir a aquellos que les sigan, “Oh, sí, tú también puedes ser un emisario. Simplemente ábrete y entrégate.”

Esto no es sobre Marshall. A pesar de que se le ha dado una tarea especial y única, esto no es sobre él. Porque cuando Marshall muera, lo que dejará será grande, profundo y duradero. Esa es una verdadera señal de que es un Emisario real y un verdadero Mensajero, pues el Mensaje no es sobre él y es más grande que él. Él puede ser la mejor autoridad en el mundo sobre el Mensaje, puede ser el maestro del Mensaje, pero el Mensaje es más grande. No es sobre él. Marshall tiene poderes especiales, pero no los proclama. Nadie sabrá nunca realmente quién y qué es, excepto aquellos que están muy cerca de él, y esas pocas y raras personas que pueden reconocer esto a través de los Escritos Sagrados.

Sé prudente entonces sobre cualquiera que afirme que él también es un emisario del Camino de la Comunidad Mayor. Porque ellos se engañan a sí mismos y, en algunos casos, pueden estar engañados por aquellos que les dirigen.

Solo se necesita una persona para entregar un Nuevo Mensaje de Dios, y esta persona llevará una gran carga, enfrentará graves dificultades en la vida y hará muchos sacrificios. No será ambiciosa. No se proclamará a sí misma. Aquellos que son elegidos no tienen estas cualidades.

Se necesita una sola persona para llevar el Mensaje. Se necesitan muchas personas para implementarlo, corroborarlo y demostrarlo. Esto es para todos los demás. Ellos tienen en muchos aspectos una tarea más fácil, una tarea más feliz, aunque esta tarea también tiene sus grandes retos.

Uno debe usar gran discernimiento y discreción en la búsqueda de su verdadero camino en la vida, ya que se presentan muchas opciones. Hay muchas tentaciones. Algunos maestros espirituales que se han elegido a sí mismos afirman que pueden hacer de ti un maestro espiritual. Ellos pueden hacer de cualquiera un maestro espiritual, como si tuvieran el poder de nombrar y ungir a un emisario de Dios. Ellos dirán: “Sí, tú también tienes un mensaje de Dios; todo el mundo tiene un mensaje de Dios. Ven a mi seminario y yo te mostraré cómo.” Ellos piensan que pueden proporcionar esta dirección y otorgar a sus seguidores estos regalos especiales. Ellos dirán: “Sí, todo el mundo tiene un don único de Dios.” Lo cual es realmente cierto, todo el mundo lo tiene. Pero no es ser un emisario.

Por tanto, sé muy prudente. El verdadero maestro y el verdadero estudiante pueden pasar a menudo desapercibidos, porque hay mucho ruido producido por aquellos que solo se están proclamando a sí mismos. Y debido a la naturaleza del Programa de Pacificación de la Intervención, debes tener especial cuidado en estos asuntos. Pues los partidarios de la Intervención serán, más que probablemente, aquellos que son egoístas y buscan justificarse a sí mismos.

Todos ellos hacen más difícil el camino para el verdadero Emisario, porque ahora hay decepción y desconfianza. Las personas reconocen la falsedad en muchos maestros y ahora sospechan de todos ellos, y por tanto, cuando el verdadero emisario llega, él se lleva la peor parte de esto. Él será puesto en duda, difamado y culpado de los fracasos de tantos otros que realmente no podían justificarse a sí mismos.

Es necesario que demos esta perspectiva, porque las personas no entienden la naturaleza del nombramiento espiritual. No entienden que uno es elegido y que no puede elegirse a sí mismo. No entienden quién es elegido, por qué es elegido y lo que realmente significa y requiere ser un Emisario.

Hay muchas cosas que pueden enseñarse a muchos niveles, y tú puedes enseñar cosas, siempre y cuando no te asignes a ti mismo poderes o dones especiales. No te llames a ti mismo un emisario o un mensajero de Dios. Porque cada vez que creas ser un emisario o un mensajero, puedes estar seguro de que estás nombrándote a ti mismo y que no ha sido nombrado.

El Creador es extremadamente cuidadoso sobre quién es seleccionado. Y los seleccionados serán muy reacios a hacer una proclamación de quiénes y qué son en realidad. Ellos pasarán desapercibidos en medio de todo el ruido, de todas las afirmaciones extravagantes que las personas hacen de sí mismas y de sus enseñanzas y sus mensajes. Y el verdadero estudiante tendrá que ser muy, muy paciente para encontrar al verdadero maestro, porque los verdaderos maestros son raros.