El milagro


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 7 de abril de 2011
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: The Miracle

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Hoy hablaremos del milagro.

Las personas tienen una noción muy extraña sobre los milagros. Quieren ver fantásticas demostraciones de poderes sobrenaturales. Escuchan historias de grandes maestros produciendo dichos eventos, y se les muestran estas historias para inducir o reforzar creencias —historias fantásticas que hablan de producir milagros para las personas, como si eso fuera lo que separa al verdadero maestro de la persona ordinaria—. Esto es ciertamente el material del acervo popular y la fantasía.

Pero ¿qué es realmente un milagro? Nosotros decimos que el milagro es el descubrimiento de la mayor Inteligencia que Dios te ha dado a ti y a cada persona; y con este descubrimiento, el reconocimiento de que has sido enviado al mundo con un propósito mayor.

El milagro no es realmente solo este momento de reconocimiento, sin embargo. Es todo el descubrimiento —pues aquí te das cuenta de que Dios te ha salvado— y la promesa de salvación para cada persona, sin importar lo pecadora o malvada que pueda parecer.

La Mente del Creador es muy diferente de lo que muchas enseñanzas y principios religiosos han descrito: un Dios enojado, un Dios crítico; un Dios sentado en el día del juicio, arrojando a la gente a la condenación eterna.

Estas sin duda deben ser las proyecciones de la mente humana: de la mente humana intentando que Dios sea fiscal y verdugo al mismo tiempo, una proyección de la noción popular de lo que es la verdadera justicia, proyectada ahora sobre el Creador. El juicio y la condena se usan para inducir y fortalecer creencias. Las personas son amenazadas con la peor de las consecuencias si no se someten a la creencia.

Todo esto se proyecta sobre un Dios que se espera sea todo misericordioso, bondadoso, amoroso y clemente. Así que puedes ver la gran contradicción, y esta contradicción es lo suficientemente significativa como para ahuyentar a muchas personas. Esta gran contradicción y todos los errores de pensamiento y comprensión que se asocian con ella, representan la incapacidad para reconocer el milagro.

Si realmente entendieras cómo Dios va a llegar a ti, cómo has de servir a Dios y qué es lo que motivará y promoverá esta asociación y compromiso mayores, escaparías de este enigma, esta contradicción, esta absurda proyección de las expectativas, los valores y los juicios humanos sobre Dios.

Personas que no están teniendo directamente una experiencia única de lo Divino son ahora amenazadas con la condena y el tormento si no creen. Pero la creencia no es realmente lo que unirá a la gente con Dios. La creencia es necesaria como un énfasis de sustento y apoyo, pero debe apoyar el verdadero reconocimiento, el cual es, en esencia, el milagro mismo.

El milagro es que vienes a Dios por tu propia decisión, reconociendo una profunda e insondable necesidad dentro de ti que ninguna otra cosa puede satisfacer: ni el placer, ni la riqueza, ni la belleza. Incluso la libertad no puede satisfacer la necesidad más profunda del alma, pues ella es la que te lleva a Dios. Y eso es el milagro, como ves.

El milagro es que Dios ha puesto el Conocimiento, una inteligencia más profunda, dentro de ti. De hecho, el Conocimiento es la parte de ti que nunca ha dejado a Dios. Eso es el milagro. Y la Separación nunca ha sucedido realmente —eso es el milagro—. Y tú has sido enviado al mundo con un propósito superior —eso es el milagro—. Y tú puedes encontrar y seguir este propósito, y has sido diseñado especialmente para él —¡eso es el milagro!

Hay fuerzas extraterrestres que pueden producir milagros tales como demostraciones de poder significantes y fenomenales, usando su tecnología y, en raros casos, incluso usando los poderes de sus mentes. Pueden engañarte y hacerte pensar que son divinos y que deberías adorarlos, pero ¿es eso el milagro? ¿O es simplemente un subterfugio y una manipulación con el propósito de engañar?

Las personas quieren demostraciones de poder porque se sienten impotentes, pues no han encontrado el verdadero milagro en sus vidas, el cual restaura su verdadero poder y eficacia en el mundo.

Por tanto, existen los falsos milagros, las demostraciones que siguen impresionando e inspirando, pero estas son usadas con propósitos insalubres y malsanos. Son también usadas por la Intervención de razas de más allá del mundo que está ocurriendo en la actualidad, razas que tratan de aprovecharse de una humanidad débil y supersticiosa.

Entender lo que el milagro es en verdad prepara el escenario para el verdadero reconocimiento de la Voluntad, la Presencia y el Propósito Divinos en tu vida y en el mundo entero. El milagro es que Dios ha puesto la salvación dentro de ti y que tú puedas responder a ella. Al final, eso es más significante, permanente y maravilloso que cualquier demostración de poderes sobrenaturales que pueda haber jamás.

El hecho de que te acerques a Dios, basado en un reconocimiento honesto de que existe una mayor necesidad dentro de ti que no puede satisfacer ninguna otra cosa en el mundo, es parte del milagro. El descubrimiento de que Dios te ha dado una mayor Inteligencia, el poder del Conocimiento, para restaurarte, protegerte y prepararte para una vida mayor en mundo —¡eso es parte del milagro!

Podrías decir que tu relación con Dios es el milagro, pues demuestra algo tan fenomenal, extraordinario y relevante que podría cambiar tu vida completamente, restaurarte, darte mayor poder e integridad y reposicionarte en el mundo, de modo que puedas ser de gran servicio allí donde se te necesite específicamente.

Los falsos milagros son solo para inducir a la creencia, y la creencia es una forma de servidumbre. No es realmente una relación genuina. En este caso, es un sustituto para esa relación. Vas a adorar a la mezquita, al templo o a la iglesia porque se espera que lo hagas, porque quieres las recompensas de hacerlo, porque temes que, si no lo haces, entonces te alcanzará el infortunio. Pero aún no has experimentado el milagro; si lo hubieras hecho, irías a adorar por una razón muy diferente, y entonces adorarías dondequiera que estuvieras: en tu casa, en tu jardín, en las calles de la ciudad, fuera en la naturaleza. Podrías no necesitar un templo, o podría no haber un templo a tu disposición.

Tu propósito y tu experiencia sucederán a un nivel muy diferente al de muchas personas a tu alrededor, que siguen las rutinas de la religión pero no están aún involucradas con el milagro de la redención. Para ellas, todo está basado en la creencia y la fe —una especie de empresa intelectual, una empresa superficial, algo que se erosiona y puede desmoronarse, por lo que constantemente debes reforzarla y revivirla, pues realmente no tiene suficiente sustancia y fuerza dentro de ti para hacerte avanzar por sí misma, como si estuvieras siendo remolcado o acorralado como un rebaño de ovejas.

Toda esta noción no tiene un entendimiento del milagro y de tu verdadera relación con el Creador, tu propósito y tus responsabilidades inherentes. Fuerzas sociales, fuerzas políticas, devoción filial… estas se vuelven las principales fuerzas motivadoras para que la gente crea. Quieren milagros de Dios porque se sienten muy impotentes, ya que no han experimentado aún el verdadero milagro.

Que Dios pueda guiarte sin interferir en tu vida, sin manipular tus asuntos, es algo fenomenal que desafía el entendimiento intelectual. Que Dios pueda permitirte poner en práctica tus fantasías, cometer graves errores e incluso destruir tu vida, y aun así haya plantado la semilla de la redención dentro de ti, es algo que el intelecto humano no puede realmente comprender. Que hayas sido elegido y seas llamado para algo específico que solo tal vez tiene relación con tu religión local, es algo que el intelecto tiene mucha dificultad para comprender. Intenta explicar esto a otras personas, y te mirarán con cara perpleja.

El milagro está en ti. Está esperándote. Está llamándote. Está esperando a que entres en razón y te vuelvas lo suficientemente honesto contigo mismo para admitir que no sabes qué estás haciendo, y que estás cometiendo errores y entregando tu vida a personas y situaciones que no tienen promesa alguna.

Retornas a Dios no porque estés siendo acorralado para hacerlo, ni porque seas intimidado o amenazado, sino porque estás comenzando a ser realmente honesto contigo mismo.

No retornas a tu Antiguo Hogar más allá de este mundo por ser un firme creyente, pues la creencia firme no establece realmente una relación auténtica. La creencia firme puede ser necesaria como complemento de tu experiencia original y auténtica, para sostenerte durante los tiempos de duda e incertidumbre. Ahí la fe tiene verdadero valor. Sirve a su propósito real.

Retornas a tu Antiguo Hogar porque estás redescubriendo y expresando tu relación con lo Divino, la cual desafía y trasciende la ortodoxia religiosa, pues esta fue creada por la gente, pero tu relación con Dios es creada por Dios.

Aquí puedes funcionar dentro o fuera de los límites de las instituciones religiosas establecidas, pero, en esencia, tu experiencia trasciende lo que puedes describir y explicar. Lo que el Conocimiento te pide que hagas y dónde quiere llevarte es algo a lo que debes responder, incluso si desafía las costumbres sociales, incluso si parece contradecir la firme ortodoxia religiosa.

Conoces a Jesús porque sientes una relación con Jesús, no porque esté produciendo milagros para ti y tú simplemente estés ahí como consumidor, pensando que obtienes algo a cambio de nada.

Conoces a Mahoma porque estás en relación con Mahoma. Tienes una conexión con él que es intrínseca. Forma parte de tu diseño y tu propósito.

El Buda te inspira porque tienes una relación con este notable individuo, no porque él esté haciendo que todo funcione en tu vida. De hecho, tu vida podría ser un caos, un desastre, un conjunto de tremendos problemas, la consecuencia de numerosos errores de pensamiento y juicio.

Esta es la diferencia entre el creyente y la persona que está conectada a un nivel más profundo. Muchas personas irán a Dios si piensan que tendrán favores y dispensaciones especiales, o que serán rescatadas de sus circunstancias difíciles. Oh, sí, la gente hará fila para conseguir el almuerzo gratis, el milagro del creyente. Pero ¿quién entre ellos está experimentando aquí una verdadera relación, y viene a esta relación con las manos abiertas, en un estado de humildad, sin presunciones, sin expectativas de lucro y ganancia, sin escapar de su vida y sus circunstancias?

Dios no va a elevarte sobre el mundo y a hacer que todos tus problemas desaparezcan. Dios va a reemplearte aquí bajo la guía del Conocimiento. Este es el milagro, como ves. Y si puedes ser redimido, no vuelves simplemente al Cielo. Dios te emplea tanto dentro del mundo como finalmente más allá, en el universo, como parte de la Hueste Angélica; una parte novicia al principio, pues hay muchos niveles de desarrollo en este mayor ámbito de la vida. No se trata de ir al Cielo o al Infierno. Se trata de cumplir con esta etapa de tu preparación o no.

Como ves, la realidad es muy diferente de las creencias, suposiciones y actitudes generales de la gente, de las instituciones religiosas, etcétera. Es por eso que Nosotros traemos la Nueva Revelación de Dios al mundo: para aclarar estas cosas, de modo que pueda comprenderse, apreciarse, alcanzarse y aceptarse una relación más genuina con lo Divino. Las ilusiones deben dejarse a un lado para que la realidad pueda ser revelada, establecida y experimentada completamente.

El milagro no es solo un evento. No consiste simplemente en que algo maravilloso suceda en tu vida o puedas evitar las dificultades y experiencias dolorosas. Es todo el proceso de redención que se puso en marcha cuando comenzó la Separación —antes del tiempo, antes de que este mundo existiera, al inicio del universo físico, hace mucho tiempo.

Dios redime a los separados mediante el Conocimiento, tanto en este mundo como en todos los demás mundos. Este es un entendimiento enteramente nuevo para las personas, y con él se requiere la reconsideración de muchas creencias y suposiciones.

El milagro de la redención puede hallarse en cada religión, pero ha quedado tan eclipsado y recubierto por otras cosas que los participantes podrían ser incapaces de encontrarlo realmente, a menos que tengan un maestro sabio y talentoso como guía. Y dichos maestros son raros. Encontrarás a muchos que reforzarán la creencia y todo lo que la acompaña, pero ¿quién te llevará al nivel del Conocimiento, la Inteligencia más profunda dentro de ti?

Pues es allí donde Dios te hablará y te guiará. Es allí donde la Voluntad del creador fluirá a través de ti, pues es donde estás conectado. Es como una corriente que pasa a través de ti a un nivel más profundo, como ves. No es lo mismo que tu mente o tu intelecto.

Tu mente y tu intelecto fueron creados para navegar un mundo difícil y problemático, así como para aprender a comunicarte de modo efectivo con otros que viven en Separación. Tu intelecto no es quien tú eres. No es tu realidad.

Cuando dejes este mundo, tu intelecto se desvanecerá. Para muchas personas esto parece la aniquilación, pero realmente es una liberación. Quien eres realmente tiene ahora libertad para expandirse, expresarse y conectarse a un nivel fenomenal.

Sin embargo, ahora mismo, viviendo en el mundo, necesitas el intelecto. Pero debes entender que no es quien tú eres. Liberarte de tu propia mente, de los tormentos, las restricciones y el caos de tu mente, forma parte del milagro que Dios provee.

Aquello que lleva a un individuo a ser un hombre o una mujer del Conocimiento, es el milagro. Cuando se expresa por completo, para Dios vale más que un millón de creyentes.

Dios no necesita alabanza. No necesita adoración. No necesita todas esas cosas —grandes templos, postración—. Eso es para el beneficio del creyente y el seguidor. Dios no es inseguro. No necesita que le reafirmen y le recuerden lo grande que es. Dios no lo necesita.

Adoras a Dios para tratar de construir una conexión, para abrirte a la conexión que ya existe ahí. Te postras en un acto de humildad, para decir que Dios es mayor que tú y que puede guiarte. Pero las personas no entienden el milagro, y entonces no ven como este puede producirse. Por tanto, quieren dispensaciones. Quieren ser salvadas de sus circunstancias y de la posibilidad de experimentar pérdidas y privaciones futuras.

Puedes orar por esas cosas, por supuesto, y muchas personas enfrentan circunstancias graves y oran por esas cosas, y eso es apropiado. Pero lo que entrega una respuesta se encuentra a un nivel más profundo, como ves.

Dios no ha creado tu intelecto tal como es hoy. Cuando comenzaste en esta vida, tu intelecto era como un lienzo en blanco. Era solo un potencial, como tu cuerpo físico.

Lo que tu mente es hoy es fruto del mundo, de su influencia sobre ti y de tu reacción ante ello; y de las decisiones que has tomado, las creencias que has asumido, los compromisos que has hecho, tus actitudes, tus frustraciones, tus juicios, tu falta de perdón, tus fantasías, tus deseos, tus miedos —¡eso es tu intelecto!

Liberar la mente de todas esas cosas es el resultado de una revolución que sucede a un nivel más profundo dentro de ti, y eso es el milagro. Es una revolución creada por Dios. Eso es el milagro. Es un proceso de transformación con muchos pasos y etapas. Eso es el milagro. Has sido redimido por una fuerza que tú mismo no has creado. Eso es el milagro.

Y ahora tu mente se dedica a cosas mayores. Está enfocada en cosas importantes. Y aunque los viejos pensamientos y miedos te persiguen todavía de vez en cuando, a medida que procedes y progresas, tu mente tiene cada vez menos impacto sobre tu percepción y tu experiencia; es como si hubieses sido liberado de una cárcel de tu propia creación, y también creada por la sociedad y las creencias humanas.

Las personas que no hayan experimentado el milagro no lo entenderán. Puede que incluso lo miren con miedo, pensando que podría ser malo, que no pueden confiar en él, que no es de fiar; pensando que uno solo debería seguir las prescripciones de la religión. Verán a la persona que está experimentando el milagro con preocupación, incertidumbre e incluso hostilidad, pero no entienden.

Dios ha hablado a esta persona. ¿Por qué no a ellos? Hay celos. Hay envidia. Hay malentendidos. Es por eso que los grandes santos, e incluso los grandes Mensajeros que aparecen en el mundo cada pocos siglos, son difamados y malentendidos. Incluso los Mensajeros de Dios son difamados y malentendidos por las figuras religiosas y por gran parte de la población en general, pero no entienden.

Tienen miedo. Son envidiosos. Ellos mismos quieren ser los elegidos. No saben qué es lo que hace que esta persona tenga una experiencia inexplicable y haga cosas impredecibles.

Los gobiernos no quieren esto. Quieren una población complaciente que siga ciertas pautas y principios sin cuestionarlos. Por tanto, la persona que está experimentando el milagro podría ser una fuente de preocupación para ellos.

Debes saber que estás entrando en un mundo sin Conocimiento, un mundo guiado por el miedo, el deseo y la creencia. Esto te ayudará a adaptarte y a aprender la sabiduría de no expresar tu experiencia interna a las personas incorrectas, aprendiendo a ser discreto y discerniente en este aspecto. Pues quieres nutrir el milagro dentro de ti. Quieres que crezca. Quieres que te lleve al siguiente paso. Quieres que se vuelva más fuerte, profundo y continuo, en lugar de ser solo intermitente y periódico.

Por tanto, las personas que están respondiendo al Conocimiento deben entender que están respondiendo a algo muy único. Están experimentando un milagro, el cual es distinto a todo lo demás a su alrededor. Están experimentando algo que otras personas no están experimentando. No todavía. Deben mantener la llama viva en su interior, y deben tener mucho cuidado de con quiénes la comparten. Solo otra persona que esté respondiendo al milagro puede apoyarlas y entenderlas, o bien alguien que tenga una mayor sabiduría y no esté gobernado por la convención y el consenso social.

Dios te está llamando. Ese es el inicio del milagro. Tu respuesta es parte del milagro. Dar los Pasos al Conocimiento es parte del milagro. Seguir al Conocimiento, dejando que otras cosas en tu mente comiencen a apartarse o a desmoronarse naturalmente si en verdad no las requieres y son innecesarias para ti, eso es parte del milagro. Descubrir un propósito y servicio superior en el mundo como resultado de dar los Pasos al Conocimiento, eso es parte del milagro.

Libérate del pensamiento convencional. Permite que tu mente responda a algo notable más allá de su comprensión. Eso es el milagro.

El verdadero camino y poder de redención debe serle devuelto a la familia humana, no solo a una tribu o a una nación, sino a todo el mundo. Y es por eso que Nosotros te estamos trayendo la Revelación de Dios. Es por eso que estás siendo llamado.

Tu deseo de libertad no implica solo ser libre de los agravios y peligros de la vida. Es la libertad para encontrar el milagro, para seguirlo y, finalmente, para encarnarlo y expresarlo.

Que este sea tu entendimiento.