La gran verdad


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 25 de diciembre de 2007
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: The Great Truth

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Existe una gran verdad sobre tu presencia en el mundo, una gran verdad que no puedes alterar, que no puedes cambiar, que no puedes convertir en algo que preferirías o en lo que otras personas esperarían de ti. La gran verdad es sobre ti, tu relación con el mundo y por qué has sido enviado al mundo en este tiempo particular, bajo estas circunstancias específicas. Porque no es casualidad que estés aquí y que hayas venido en este momento.

Aunque parece ser un misterio para ti, está muy claro para aquellos que te han enviado. Y aunque el recuerdo de tu Hogar Antiguo está borrado —o eso parece, conforme entras en esta vida y realizas el largo viaje para convertirte en un ser humano, en parte de una sociedad, en parte de una familia, en una parte de la civilización—, ese recuerdo todavía reside dentro de ti. Y aunque tal vez no puedas verlo ahora ni sentir su presencia, aun así sigue siendo cierto.

Porque existe la gran verdad de que has sido enviado al mundo para servirlo de una manera única, en concierto con otras personas y en ciertas circunstancias. Estás diseñado y equipado para hacer esto, y por eso tienes una naturaleza y personalidad únicas. Por eso tienes ciertas fortalezas y predisposiciones inherentes.

Sin embargo, sin este gran propósito para guiarte y darle sentido y valor a tu vida, ¿cómo puedes comprender tu naturaleza individual? ¿Cómo puedes entenderte a ti mismo? No puedes, porque estás destinado a ser parte de algo más grande, algo más allá de tu propia evaluación, algo más allá de la identidad que tu familia o cultura por sí solas pueden darte.

Las personas intentan rehacerse interminablemente: recrearse, crear mejores versiones de sí mismas o intentar ser alguien completamente diferente. Y gastan su fuerza vital haciendo eso —su tiempo, su energía, sus recursos—, intentando ser algo sin saber lo que realmente son.

Emprenden este esfuerzo infructuoso porque no han encontrado su mayor propósito. No se entienden a sí mismas dentro de un contexto más amplio. No ven que fueron diseñadas perfectamente para algo que aún no han descubierto.

Tú puedes intentar ser como algún otro. Puedes intentar cambiarte. Puedes intentar rehacerte a ti mismo. Puedes esconderte detrás de tu ropa. Puedes esconderte detrás de tu estilo o moda. Pero no puedes cambiar lo que Dios ha creado, ni por qué Dios te ha creado tal como eres.

Ciertamente, tendrás que mitigar cualquier comportamiento o patrones de pensamiento que sean destructivos. Ciertamente tendrás que manejarte de forma adecuada. Se requiere esto de todos.

Pero la gran verdad es que estás especialmente diseñado para algo que aún no has descubierto. Y es sabio que no pienses que ya lo has descubierto. Incluso si te estás moviendo en la dirección correcta, incluso si has respondido a algunas de las pistas y señales, no supongas que has encontrado tu papel todavía, ya que esto solo puedes reconocerlo más en retrospectiva que en prospectiva.

No pienses que has llegado, porque todavía estás escalando las laderas más bajas de esta gran montaña, y no sabes lo que está por delante, ni lo que se te pedirá, ni cómo tu vida será remodelada y reorientada por los muchos cambios que encontrarás en tu camino y que, de hecho, están llegando al mundo en conjunto.

La gran verdad también revela que lo que Dios creó en ti no se refleja en tu pensamiento —en sus patrones y tu pensamiento habitual—, ni siquiera en tus creencias o ideales más elevados. Porque quien eres no es tu mente, la mente que te absorbe en cada momento del día, la mente que te cautiva, la mente en la que vives, la superficie de esa mente. Eso es lo que el mundo te ha enseñado a pensar. Eso es lo que crees que debes hacer, ser y tener para ser aceptable dentro del entorno social de tu familia y quizá de tu sociedad, o de cualquier grupo con el que te identifiques.

Pero existe una Mente más profunda dentro de ti, porque la gran verdad revela que naces con dos mentes: una mente para pensar y lidiar con todos los detalles de tu vida, y luego una Mente más profunda, la Mente llamada Conocimiento, la Mente que Dios creó. Esta última está destinada a guiarte, a protegerte y a llevarte a cumplir el mayor propósito por el que viniste aquí; está destinada a mostrarte el camino, a guiarte hacia los pasos y los umbrales, compromisos y relaciones que formarán parte de este mayor servicio a la humanidad.

Esto, por tanto, es una gran revelación para ti si puedes entenderlo: que fuiste enviado al mundo con un propósito superior, y que quién eres no es la mente que te mantiene absorto.

Tu mente puede intentar creer en todo lo que parece ser justo, santo y apropiado. Puedes imaginarte como un santo, un avatar o una persona justa. Lo que sea que la mente trate de crear, idolatrar, adorar, condenar y defender, sigue sucediendo todavía en la superficie. Más profundo, muy por debajo de la superficie, existe una Mente mayor, la Mente del Conocimiento, la Mente que Dios ha creado.

Ahora bien, en efecto Dios ha creado tu capacidad de pensar, que es una creación maravillosa. Pero el mundo, con toda su confusión y error, con toda su desesperación y ansiedad, ha llenado tu mente; la ha condicionado y ha condicionado tu pensamiento y, como resultado, tu comportamiento, tus actitudes y tu percepción.

La Mente mayor dentro de ti, el Conocimiento, puede —si aprendes a seguirlo y a reconocerlo— moldear también tu pensamiento, tus actitudes, tus creencias y tus percepciones. Pero, en general, es una influencia muy diferente.

Este es un gran problema para las personas que sienten que son espirituales, que están experimentando un desarrollo, una renovación y una educación espirituales. Ellas todavía intentan seguir al mundo, y también algo más profundo en su interior que es más misterioso. Quizá llamen a esto la Voluntad de Dios. Quizá llamen a esto la palabra de su gran maestro o su santo. Quizá llamen a esto el Espíritu Santo.

Como sea que lo llamen, está más allá de las definiciones de la mente, porque el Conocimiento, muy dentro de ti, es la Mente que Dios creó. Y la mente que el mundo ha creado, bueno, no puede captar esto. No puede entenderlo. Solo puede ceder a ello y seguirlo.

Porque el Conocimiento es misterioso. No funciona de acuerdo con los dictados del mundo o algún tipo de actividad inventiva o racionalidad. En última instancia, tendrá perfecto sentido y se revelará como una guía perfecta, pero en el largo proceso de reconstrucción de tu relación con el Conocimiento, este parecerá ser misterioso e inexplicable. Dudarás de él, y muchas veces. Habrá momentos en los que no lo querrás. Te parecerá que es una gran molestia y un gran problema para ti. Y en otras ocasiones, reconocerás que es la parte más preciosa de ti mismo, el regalo más precioso del Creador, tu activo más valioso.

Todo verdadero desarrollo espiritual significa reconstruir tu relación con el Conocimiento y permitir que este se vuelva el centro de tu vida y la verdadera guía de tu vida. Como ves, sea cual sea tu afiliación religiosa, sea cual sea tu práctica espiritual, la verdad del Conocimiento está dentro de ti. Y esta es una verdad mayor porque es una verdad de Dios.

No puedes cambiar esta verdad. No puedes reformarla o hacer que encaje con lo que quieres o lo que crees que debes hacer, tener o ser. Cuanto más intentes manipularla, más parecerá que se te escapa y se vuelve inaccesible para ti.

El Conocimiento en tu interior sabe por qué estás aquí. Sabe con quién debes reunirte en esta vida. Sabe dónde intentas ir y dónde debes ir. No vacila. No está indeciso. Es como un gran magnetismo que te atrae en cierta dirección.

Y desde donde te encuentras en un momento dado, no lo entenderás. “¿Qué es esta atracción? ¿Qué es esto que tira de mí? ¿Por qué siento que debo hacer esto? ¿Por qué debo salir de aquí e ir allí? ¿Por qué no puedo comprometerme con esta situación? ¿Por qué debo aventurarme solo, cuando puedo estar con estas personas? ¿Por qué debo decir no a esta oportunidad y sí a esa otra?”

No hay buenas explicaciones, realmente, aunque intentarás tenerlas, sí, y es comprensible. La pobre mente hará todo lo posible para intentar comprender qué es este poder mayor una vez que ha sido reconocido. Pero, en última instancia, tu intelecto debe rendirse al poder del Espíritu que Dios ha creado para ti y dentro de ti.

Porque Dios sabe por qué estás aquí, qué tienes que hacer aquí, que tienes que cumplir aquí y cuáles son las dificultades de estar en el mundo. Por eso Dios te ha dado una Inteligencia guía perfecta: algo completamente más allá del intelecto; algo más allá de la definición; algo más allá de los límites y las fronteras de la religión, la cultura, la filosofía; algo que no puede ser corrompido ni usarse para conseguir un beneficio personal o riqueza.

Porque no puedes usar el Conocimiento para obtener lo que quieres. Solo puedes seguirlo, con el entendimiento de que te llevará a donde necesitas estar y que te protegerá de aquellas cosas que podrían cautivar y dominar tu vida.

Cuando realmente reconozcas esto, cuando hayas alcanzado un lugar lo suficientemente alto en la montaña como para ver el valor de esto, comprenderás que es el mejor regalo que Dios te podría dar.

Porque si Dios te diera solo lo que tú quieres, tus adicciones se harían más profundas; tu confusión aumentaría; te apegarías a cosas que no reflejan tu propósito y naturaleza superiores; te comprometerías con cosas sin valor ni futuro; te entregarías a las demandas y expectativas de otros; capitularías ante la locura del mundo y todas sus búsquedas y conflictos desesperados.

Un Creador amoroso no te haría esto. Al igual que un padre amoroso no le daría a su niño pequeño cualquier cosa con lo que el niño quisiera jugar, como objetos afilados, armas peligrosas o situaciones arriesgadas.

Eres como un niño en el mundo, como ves. Quieres cosas que no son buenas para ti. Temes cosas que realmente podrían ayudarte. Crees quizá que entiendes quién eres y lo que estás haciendo, pero existe una gran incertidumbre bajo todo esto. Te empujan las expectativas de otras personas. Te gobierna tu cultura o los dictados de tu religión. Verdaderamente, eres un esclavo de otras fuerzas, como ves, y esto es inevitable si no puedes experimentar y redescubrir el Conocimiento dentro de ti.

Podrías decir que el Conocimiento, esta Inteligencia más profunda, es la conciencia que tenías antes de venir al mundo; y con ella el recuerdo de quienes te enviaron al mundo, y la comprensión que se te dio para traerte al mundo. Qué enteramente diferente es esto de tu pensamiento, tus creencias, tus filosofías y tus ideales. Estamos hablando aquí de una realidad completamente distinta.

Sí, intentarás entender. Sí, intentarás conceptualizar. Sí, intentarás encajarlo en tus creencias y actitudes actuales. Pero ¿sabes? no encajará, porque esto tiene su propia realidad. No puedes convertir a Dios en lo que tú quieres. No puedes convertir lo que Dios ha puesto dentro de ti en lo que tú quieres, prefieres o crees que debes tener.

Ahora la gran verdad misma revela otras cosas que son esenciales para tu comprensión. Revela que has venido al mundo en un momento determinado con un propósito determinado. Y hay cosas que debes entender acerca de este tiempo al que has venido, cosas que aún no han comprendido plenamente ni siquiera las personas más visionarias e inteligentes de las culturas humanas.

Porque, en este momento, la humanidad se enfrenta a los dos desafíos más grandes que jamás enfrentará. Va a encarar los desafíos de las Grandes Olas de cambio, Grandes Olas de cambio convergentes que ahora están afectando a la familia humana: la perturbación de su entorno natural; el cambio de su meteorología y de su clima; el uso excesivo de recursos, que ahora están disminuyendo en el mundo; el riesgo para la humanidad a medida que la producción de alimentos y el desorden social comiencen a alterarse —la primera, disminuyendo y el segundo, aumentando—. La perturbación de las economías, las creencias, las suposiciones y la forma de vida será muy sustancial y de índole global. Afectará sin duda a ciertas personas más que a otras, pero todas se verán impactadas.

Estas Grandes Olas de cambio se han puesto en marcha. Algunas de ellas ahora no pueden modificarse, y la humanidad tendrá que adaptarse a una serie muy diferente de circunstancias. Por supuesto, muchas personas no se adaptarán. Ellas pelearán y lucharán. Y así, individuos, grupos y naciones enfrentarán la gran tentación de ir a la guerra por los recursos restantes.

El segundo gran desafío para la humanidad es su encuentro con la vida de más allá del mundo, ya que se encuentra en el umbral del espacio. Porque el mundo ahora se ha vuelto atractivo para otras razas. La humanidad ha establecido una infraestructura que otras razas pueden utilizar en su propio beneficio, y la humanidad está destruyendo el entorno natural, un entorno que es valorado por otros que buscan aprovechar estos recursos. Porque la familia humana es el pueblo nativo de este mundo. Este es su planeta de origen, pero corre el riesgo de perderlo ante potencias extranjeras, ante la competición desde el exterior.

Estas dos grandes fuerzas —las Grandes Olas de Cambio y el encuentro con la Comunidad Mayor de vida inteligente, que incluye la Intervención que está ocurriendo en el mundo en este momento por parte de razas que querrían usar a la humanidad para su propio beneficio—, estos dos grandes fenómenos, están relacionados entre sí. Y esto es lo que le espera a la familia humana en el futuro. Esto es lo que está empezando a revelarse ante ti incluso ahora.

Las personas están solo comenzando a ser conscientes de las Grandes Olas de cambio, y muchas todavía las niegan o siguen ignorándolas por completo. El encuentro con la Comunidad Mayor y la realidad de la Intervención en este mundo solo los conocen muy pocas personas en el mundo.

Dios no dejaría a la humanidad sin una preparación para estos dos grandes eventos, eventos que tienen el poder, cualquiera de los dos, de acabar con la civilización humana, de alterar la suerte, el destino y la vida de cada persona en el mundo.

Por tanto, la gran verdad te dice que has venido al mundo para vivir en un planeta que atravesará estos dos grandes desafíos. Ya sea que tu propósito específico sea lidiar con ellos directamente o no, estos desafíos crearán el entorno en el que vivirás. Alterarán las circunstancias de tu vida, y llamarán a emerger al Conocimiento dentro de ti.

Estos desafíos —en toda su gravedad, en la gran amenaza que representan para la soberanía y la libertad humanas en este mundo— serán también en sí mismos una llamada para ti: una llamada a despertar de tu sueño de obsesión contigo mismo y realización personal; una llamada a despertar de aquellas cosas que ahora te circunscriben para responder a una mayor realidad en tu mundo.

Aún no te das cuenta de que estos dos grandes desafíos, los mayores que ha enfrentado la humanidad hasta el momento, son aquello mismo que puede hacer salir de ti el mayor propósito que te ha traído a este lugar, así como crear un cambio dramático en tu interior —de ser una persona que se rige por el condicionamiento social, a ser una que es guiada por la luz del Conocimiento.

La gran verdad de tu tiempo es que enfrentarás las Grandes Olas de Cambio y las realidades de la Comunidad Mayor, la Comunidad Mayor que representa la vida inteligente en el universo y lo que la humanidad, como raza emergente, debe enfrentar y aprender a comprender. Porque esta es una realidad que nunca se ha traído antes al mundo de esta manera.

La humanidad parece ser preeminente en su propio mundo, a pesar de haber sido una administradora descuidada; pero es una raza débil y dividida en la Comunidad Mayor, y eso la hace tremendamente vulnerable. Está destruyendo su capacidad de ser autosuficiente en el futuro, lo cual también la deja increíblemente vulnerable en el universo. Está llena de superstición y prepotencia y, por tanto, no comprende el verdadero significado de tener una presencia extranjera en su mundo. Piensa que dicha presencia está aquí para complacerla, salvarla o reconocerla, y no ven que simplemente representa una competencia, la cual en sí misma es una realidad de la naturaleza, de la realidad física.

Solo Dios puede prepararte para estos dos grandes fenómenos. Por ti mismo no sabrás qué hacer. Es posible que tengas ideas atractivas o haya cosas prometedoras que te ocupan, pero no sabrás cómo prepararte. No sabes para qué te estás preparando. Y si reconocieras la verdadera situación, podrías ser abrumado y desanimarte, capitulando y cayendo en la desesperación.

Porque sin el Conocimiento para guiarte y orientarte a través del futuro impredecible e incierto que enfrentas, huirás e intentarás esconderte, o lucharás y te convertirás en una fuerza destructiva en el mundo, o simplemente te derrumbarás y capitularás desesperado.

Es por eso que hay un Nuevo Mensaje de Dios en el mundo para estos grandes tiempos, como ves, este gran umbral que la humanidad enfrenta. Es la consecuencia de la destrucción y el mal uso del mundo y también la consecuencia de su evolución, que finalmente la llevará a la propia Comunidad Mayor; y solo Dios puede prepararte para estas cosas. Por eso hay un Nuevo Mensaje de Dios en el mundo.

Todo lo que el Creador de toda vida le ha dado a la humanidad antes, que es de suma importancia y que solo se ha comprendido y aplicado parcialmente, en sí mismo no bastaría para preparar a la familia humana para las Grandes Olas de Cambio o las realidades de la Comunidad Mayor.

Quizá estos dos grandes fenómenos no parecen ser relevantes para tus pensamientos, planes e ideas actuales, pero eso se debe a que tus pensamientos, planes e ideas no están basados en la realidad. Para vivir en este mundo, debes prepararte para vivir en el momento y a la vez prepararte para el futuro. Necesitas esto para sobrevivir y prosperar en estas circunstancias, en un mundo de conflictos, de cambios, de consecuencias.

Quizá tu propósito mayor solo será relevante para satisfacer las necesidades de una o dos personas, o bien para cosas que son específicas en tu entorno, pero todo ello estará condicionado por estos dos grandes fenómenos.

Por tanto, la gran verdad revela que para comprenderte a ti mismo debes comprender los grandes acontecimientos de tu tiempo. Para comprenderte a ti mismo debes tener esta perspectiva más amplia, de lo contrario no reconocerás el contexto en el que el Conocimiento dentro de ti puede emerger y demostrar su relevancia e importancia para ti.

Dios sabe que no estás listo. Dios sabe que estás absorto. Estás obsesionado con otras cosas. Estás reaccionando a pequeños problemas y no estás respondiendo a los grandes. Dios sabe que no eres libre para ir hacia dónde te llevará el Conocimiento ni para hacer lo que te pedirá. Dios sabe lo que se avecina.

No puedes evitarlo. Huir y esconderte solo te hace más vulnerable. Pretender que no existe solo hace que tu vida sea más vulnerable e incapaz de responder. Discutir y luchar contra esta Revelación es solo mostrar tu debilidad y tu propia indecisión. Aferrarte a lo que quieres es permanecer pequeño, débil e incapacitado. Quizá eso funcionó en el pasado hasta cierto punto, pero ahora no será suficiente.

Las Grandes Olas de cambio están llegando. Ya están lamiendo las orillas. Ya están destruyendo los cultivos. Ya están afectando a personas de todo el mundo. Ya están disminuyendo tu seguridad.

Y hay una Oscuridad Mayor en el mundo. Existe aquí una presencia extranjera que es peligrosa para la humanidad, una presencia que se presenta como benigna, pero que tiene graves intenciones para la familia humana.

El Conocimiento dentro de ti sabe estas cosas. Responderá a ellas. Y responderá a todo lo que haya en tu vida que pueda acercarte más al propósito mayor que te ha traído aquí. Porque la necesidad de tu alma, que es mucho más profunda y sustancial que cualquiera de tus necesidades psicológicas o emocionales, es cumplir el propósito por el que viniste. Una vez que tienes suficiente comida, agua, refugio y seguridad, esto se vuelve el foco de tu vida.

Hay muchas personas en la actualidad que ni siquiera pueden tener este enfoque, porque no tienen lo esencial para proporcionase alimentos, agua, refugio y seguridad. Pero para aquellos que lo tienen, esta es su llamada. El servicio es el propósito por el que vinieron.

Esta es una mayor verdad sobre tu vida. Con independencia de qué posición tomes al respecto, sigue siendo la gran verdad sobre tu vida. No importa cuál sea tu actitud con respecto al mundo —tu odio hacia el mundo, tu repudio del mundo, tu enojo hacia el mundo—, estos dos grandes eventos están ocurriendo y determinarán el futuro.

Cómo responde la humanidad, el grado en que puede unirse en respuesta a esto, el grado en que puede poner fin a sus conflictos incesantes y prepararse para estabilizar el mundo y para su futuro en la Comunidad Mayor como una raza libre y autodeterminada, representa su única gran oportunidad para unirse en su propio beneficio, por necesidad y porque no existe ninguna otra alternativa real.

Como ves, si las naciones y grupos no se unen en torno al reconocimiento de una verdad mayor, entonces se verán obligados a unirse bajo graves circunstancias. Y si fracasan en esto, simplemente declinarán y serán superados.

Quizá sientas en este momento una ansiedad por el futuro. Quizá en este momento mires el mundo y sientas gran preocupación. Quizá en este momento haya incertidumbre en tu vida sobre lo que sucederá y lo que debes hacer.

Si esto es cierto en tu experiencia, se trata de algo muy importante, como ves. Porque estas son las señales, dentro de ti y en el mundo, que te dicen que tengas cuidado, que escuches, que centres tu atención, que te liberes de otras obsesiones y que te concentres en tu vida, en tus relaciones y en tu capacidad para prepararte para un futuro que será diferente del pasado.

Si puedes responder a esto adecuadamente, reconocerás que no tienes la respuesta; que solo puedes tener soluciones parciales a cosas parciales, pero no tienes la respuesta; que la respuesta debe provenir de un poder mayor en tu vida, un mayor poder que Dios te ha dado, un mayor poder que reside dentro de ti incluso en este momento.

Si puedes escuchar estas palabras, estas comenzarán a darte una visión más clara de tu vida, una comprensión más profunda de dónde te encuentras, del cambio que debes realizar, de cómo debes reenfocarte, de cómo debes considerar tus compromisos con el mundo, tus relaciones, la seguridad de tu familia y tu cultura y los grandes problemas que están surgiendo ahora para la humanidad.

Todos estos grandes problemas son la realidad de la naturaleza: la destrucción del sistema que sostiene la vida aquí en la Tierra y el hecho de enfrentar la competencia de más allá del mundo. Son todos fenómenos completamente naturales, como ves. Son todos parte de la naturaleza. Son todos parte de la vida. Si entiendes la naturaleza, verás que la competencia forma parte de ella. Y verás que, si abusas o usas en exceso tu entorno, este no podrá sostenerte adecuadamente.

Hay que poner en práctica muchas soluciones, algunas tecnológicas y otras no. Pero debe haber un gran cambio de corazón, un gran cambio de enfoque, un gran movilizador del espíritu humano, una gran unión de pueblos que enfrentan amenazas y peligros comunes y un destino común.

Por eso hay un Nuevo Mensaje de Dios en el mundo, porque debe haber una advertencia, una bendición y una preparación. Dios no ignorará a la humanidad mientras cae presa de su propia mala conducta y las intervenciones de otros. Pero Dios solo puede hablar a lo que Dios ha creado dentro de ti, y solo lo que Dios ha creado en ti puede responder por completo a lo que Dios quiere para la humanidad.

La Voluntad de Dios para la humanidad es que reestabilice el mundo, que encuentre un equilibrio con el mundo y con el uso que hace de él. Y es la Voluntad de Dios que la humanidad emerja a una Comunidad Mayor de vida inteligente como una raza libre y autodeterminada.

Pero, como ves, lo que Dios quiere y lo que las personas quieren no es lo mismo. Por eso estás viviendo en Separación, porque quieres cosas para ti que Dios no pretendía. Por eso estás en conflicto, y esa es la fuente de todo tu conflicto. Por eso las necesidades del alma quedan sin atender. Por eso ves el mundo que ves. La Voluntad de Dios debe competir ahora con otras intenciones, y esto crea la realidad de la vida, al nivel de la realidad física.

No pienses que el resultado representará simplemente la Voluntad de Dios, porque lo que determinará el resultado será si la Voluntad de Dios puede experimentarse, expresarse y aplicarse o no. Si la humanidad falla, fallará por sí misma. Si la humanidad tiene éxito, triunfará por sus propias fortalezas y por el poder que Dios ha puesto dentro de cada persona, el gran regalo que Dios le ha dado a una humanidad en lucha.

Puede que digas: “Bueno, ¿qué pasa con la religión? ¿Es la gran verdad parte de lo que la religión enseña?”. Lo que la religión enseña es, en gran parte, lo que la humanidad ha implementado. Aunque cada religión nació con un mensaje y una intención puros, todas han sido víctimas de la manipulación humana, de la manipulación del estado, de la apropiación por parte de individuos egoístas y equivocados. Lo que es puro permanece puro dentro de todas ellas, pero ahora puede ser difícil de encontrar. Por eso debe haber un Nuevo Mensaje. Y debe ser entendido y presentado en su forma pura.

Porque la humanidad no tiene tiempo ahora para pasar por siglos de rechazo y adaptación a una Nueva Revelación. No tiene tiempo. El futuro de la humanidad se determinará en las próximas décadas. No tiene tiempo.

En tu corazón sabes que esto es verdad, y eso forma parte de tu ansiedad: que el tiempo ahora apremia —el tiempo que tienes para darte cuenta de tu propósito mayor y tu llamada en el mundo; para tomar los Pasos al Conocimiento; para aprender a discernir el Conocimiento de todas las otras fuerzas en tu mente e influencias en tu vida; para dejar que el Conocimiento te guíe y se exprese a través de ti; para dejar que tu vida sea reformada bajo la luz del Conocimiento que Dios te ha dado.

Esto no es solo para tu redención. Representa la promesa y la fuerza reales de la humanidad. Representa tu regalo, el regalo de tu vida y tu contribución mientras la humanidad se encuentra en este gran umbral.

Para comenzar a comprender que existe una verdad mayor, debes ver que esta verdad existe más allá de tus ideas y conceptos, más allá de tus miedos y preferencias. Cómo y cuándo será reconocida, cómo y cuándo será expresada, depende todo de ti, de otros y de tus circunstancias. Pero la verdad en sí misma permanece pura e inexpugnable.

A medida que avances hacia ella, comenzarás a sentir que tu vida tiene propósito y es uniforme, significativa y dirigida. Si por el contrario te alejas, sentirás tu vida confusa y agravada, carente de sentido y llena de dificultades.

Porque Dios es la Gran Atracción, y lo que Dios ha puesto dentro de ti es lo que te permite responder a la Gran Atracción de Dios. Es como un dispositivo guía que te lleva en cierta dirección; que estimula ciertas actividades y expresiones; que te lleva a dar tu vida aquí, no allí, y a ir con estas personas, no con aquellas otras; y a responder a este problema, y no a ese otro.

Porque no estás simplemente retornando a Dios: estás aquí para contribuir al mundo. Esto es lo que te redime. Esto es lo que restaura lo que Dios te ha dado y lo que realmente eres.

¿Por qué querrías escapar del mundo cuando se ha hecho tanto trabajo para traerte aquí —para prepararte y guiarte, incluso cuando no escuchas—, cuando estás aquí para brindar un servicio real a la humanidad y a toda la vida en este mundo?

Existe una verdad mayor sobre tu vida. Existe una verdad mayor sobre el mundo. Existe una verdad mayor sobre tu relación con el mundo. Existe una verdad mayor sobre el destino humano. Existe una verdad mayor sobre el éxito y el fracaso. Existe una verdad mayor sobre el universo.

Hay un Nuevo Mensaje de Dios en el mundo para recordarle a la humanidad esta verdad mayor y dar a esta verdad una total relevancia en este tiempo y los tiempos venideros.

Ten buen ánimo, entonces, porque existe una Nueva Revelación en el mundo. Existe una reafirmación de la realidad del espíritu, el propósito y el destino de la humanidad. Sé confirmado, entonces, en que tu preocupación por el futuro es apropiada y en que tu creciente necesidad de encontrar tu lugar y tu propósito es auténtica y debe ser respetada.

Recibe aliento de que haya grandes Poderes Espirituales al servicio del mundo y, en última instancia, de que Dios haya puesto dentro de ti una Inteligencia incorruptible, que solo ahora estás empezando a descubrir.