El puente


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 9 de noviembre de 2013
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: The Bridge

Escucha el audio original aquí (en inglés):

Descargar (cliquea en el botón derecho y selecciona “guardar enlace como”)

Más información sobre este texto


Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Naciste con dos mentes: la Mente más profunda que Dios te ha dado, la Mente que tenías antes de venir al mundo y que tendrás tras dejarlo; y luego una mente mundana, formada y condicionada por tu experiencia del mundo y tu respuesta a todas esas experiencias, así como por todas las influencias que han modelado tu pensamiento, actitudes y creencias desde el día en que naciste.

La Mente más profunda dentro de ti está contigo hoy. Todavía está conectada a Dios. Todavía forma parte de la Creación. Es sabia, audaz y no esta corrompida por el mundo. Pero no vives en esa Mente, todavía no, porque es un Conocimiento mayor dentro de ti.

Tú vives en tu mente mundana, con toda su turbulencia, sus deseos, sus miedos, sus distracciones, sus obsesiones, sus conflictos y agravios no resueltos, etc. En tu mente mundana, buscas consuelo y alivio de todas estas cosas, pero poco consuelo puedes encontrar en ella. Porque tu mente mundana no está basada en quién realmente eres, en la razón por la que viniste al mundo y en quién te envió aquí y con qué propósito.

Construir el puente entre estas dos mentes tiene ahora la máxima importancia, porque no puedes entender tu verdadera naturaleza, tu propósito y tu destino viviendo en tu mente mundana. Solo puedes tener creencias y suposiciones al respecto. Ambas ciertamente son débiles e inadecuadas y, con frecuencia, completamente falsas, por lo que no puedes confiar en ellas para nada.

Tú buscas alivio de las tribulaciones del mundo y los conflictos de tu vida, pero la verdadera resolución vive más profundamente dentro de ti, más allá de la superficie de la mente, más allá del alcance del intelecto, más allá de la creencia y de la conjetura.

Este es el puente que debes construir, y por eso Dios ha provisto los Pasos al Conocimiento: para alinear tu mente mundana en servicio a la Mente más profunda dentro de ti. Porque esa es su verdadera función, y de este modo la mente mundana puede convertirse en algo hermoso, en un magnífico instrumento de comunicación, en un magnífico instrumento para resolver problemas de naturaleza práctica.

Sin este Conocimiento más profundo y el Poder de la Creación para guiarte, tu mente mundana se vuelve una prisión, una fortaleza, un lugar del que no puedes escapar, algo que te persigue, te ata, te encierra y te aleja de la realidad —tanto dentro de ti mismo como en el mundo—.

Si puedes sentarte en silencio y comenzar a observarte a ti mismo, verás lo dominado que estás por esta mente mundana y lo caótica que realmente es. Aunque estableces patrones de pensamiento y comportamiento, a pesar de seguir las rutinas que tienes, eres profundamente ignorante de quién eres, de a dónde vas y de por qué estás aquí.

Porque estas preguntas solo pueden responderse a un nivel más profundo, al nivel del Conocimiento. Pero el Conocimiento no proporcionará simplemente respuestas, sino que te llevará a la vida que estabas destinado a vivir —una vida que en realidad no estás viviendo ahora, todavía no—.

Las personas cansan al intelecto intentando entender cosas mayores, tratando de crear un sentido de realidad a una mayor escala, tratando de entender sus propias inclinaciones, conflictos y contradicciones. Pero al nivel del Conocimiento, estas cosas se vuelven claras, evidentes y, en algunos casos, incluso carentes de importancia. Porque el Conocimiento sabe quién eres y por qué estás aquí, a quién buscas conocer y qué debes lograr. Conoce tus verdaderos regalos y dónde deben darse, cosas que el intelecto nunca podría determinar.

Aquí debes aprender a escuchar más profundamente dentro de ti y dejar de quejarte del mundo, de manera que puedas comenzar a ver, a escuchar, a aprender cómo estar quieto y así poder sentir la naturaleza de tu experiencia más profunda, que emana del nivel del Conocimiento.

Sin este puente, no podrás responder adecuadamente al Conocimiento. Te hablará todos los días, pero no lo escucharás, porque tu mente estará dominada por otras cosas: por exceso de actividades, por distracciones y problemas, por deseos y fantasías. El Conocimiento está contigo, pero tú estás en otra parte. Solo cuando comprendas tu verdadera condición aquí y cuánto sufrimiento y confusión te está creando, buscarás obtener una mayor certeza.

Aquí el Cielo puede realmente ayudarte. Antes de eso, estabas a la deriva, perdido y sin deseos de responder. Estabas intentando crear tu propia realidad. Estabas intentando hacer que la Separación funcionara, la Separación que te ha traído a este mundo, con tus planes, esquemas y metas llevándote a la confusión, a la incertidumbre y a la depresión.

Porque no puedes hacer que la Separación funcione, por más que lo intentes. Todos a tu alrededor están tratando desesperadamente de encontrar la felicidad en alguna parte, así como de proteger lo que sea que tengan y que piensan que les dará comodidad y seguridad. Realmente esta es una situación desesperada de la que no parece haber escape ni alivio.

Esto te resultará evidente cuando seas honesto contigo mismo, cuando seas capaz de reflexionar sobre tu verdadera condición y lo que domina tu mente y tu conciencia, cuando logres reconocer tus compulsiones, tus obsesiones y tu incapacidad para responder a cosas de mayor naturaleza y significado.

Esto crea una crisis interna, porque tu alma requiere que respondas al Conocimiento, que aprendas a seguirlo y que permitas que prepare y remodele tu vida con miras a una mayor experiencia en el mundo.

Esta es la revolución interna, la revolución más importante que pueda haber en cualquier lugar, en cualquier nivel de la existencia. Esto sucede gradualmente, a través de muchos pasos y etapas, de muchos puntos de inflexión, en los que tendrás que elegir nuevamente seguir adelante, a medida que el poder y el énfasis dentro de ti cambien desde tu intelecto obsesivo hacia un poder más profundo y silencioso dentro de ti.

Dios no castiga el mal, porque sabe que sin el Conocimiento el mal surgirá. Dios no enviará a nadie al infierno ni a la condenación, porque sabe que sin el Conocimiento las personas se equivocarán y cometerán graves errores, incluso actos criminales, pues son gobernadas por el miedo y la ira y no por la gracia del Conocimiento.

Por eso Dios y la Nueva Revelación de Dios para el mundo han proporcionado el puente. Porque sin él, ¿qué es la religión sino altos ideales, observancias estrictas, advertencias, restricciones y castigos crueles si fracasas, lo cual, por supuesto, sucederá tarde o temprano?

Sin el puente, la vida mayor es inalcanzable. Los poetas pueden cantar sobre ella. Los grandes maestros pueden hablar de ella. Los grandes Mensajeros pueden demostrarla. Pero para todos los demás, es esencialmente inalcanzable porque no tienen el puente.

No puedes tener una vida sagrada e inspirada viviendo en tu mente mundana. Oh, sí, esta mente intentará construir templos, capillas y mezquitas. Posará como una persona espiritual, recitando las escrituras y amonestando a los que no estén de acuerdo.

Pero todavía estarás perdido en la orilla. No podrás adentrarte en aguas más profundas. Estarás caminando por la playa, intentando entender, pero aún no podrás adentrarte en aguas más profundas. Ni siquiera podrás meter los pies. ¿Piensas que por tu propia cuenta, viviendo en Separación, puedes comprender tu naturaleza y propósito mayores en el mundo, la razón por la que Dios te ha enviado aquí, qué debes hacer, con quién debes encontrarte, de qué debes abstenerte y qué debes construir y enfatizar?

Las Escrituras no pueden enseñarte esto, porque es una sabiduría que debe venir del Conocimiento dentro de ti. Las Escrituras solo pueden crear pautas y generalidades que pueden ser fácilmente mal aplicadas y malentendidas. A pesar de su sabiduría e importancia, las personas hacen mal uso de ellas todo el tiempo.

Cuando te des cuenta de que tu vida está a la deriva, de que estás viviendo con suposiciones que tienen poca base en la realidad y tu mente está gobernada por el miedo —el miedo a la pérdida, el miedo a no tener, el miedo a estar insatisfecho, el miedo a la pobreza, el miedo al rechazo, el miedo a la enfermedad y la calamidad, el miedo a la muerte—, yendo a la deriva, viviendo en Separación en un mundo impredecible y cada vez más peligroso y complicado con cada día que pasa… cuando te des cuenta, esta será tu experiencia central, sin importar cuanta frivolidad intentes establecer por encima y más allá de ella, o cuántas distracciones te reserves. Incluso el intento de trabajar sin cesar se convierte en un tipo de evasión y obsesión, porque no puedes o no quieres enfrentar tu experiencia fundamental.

Es por eso que en los momentos de gran decepción, pérdida o duelo, las personas realmente alcanzan un lugar más profundo de reconsideración en su interior, pues en estas experiencias los atractivos del mundo pierden su valor. Ni siquiera eres tentado. Se muestran como insignificantes y vanos. Son una farsa, sin nada sustancial en ellos.

Es en esos momentos cuando la mayoría de las personas finalmente se hacen las verdaderas preguntas. Si las hacen con gran sinceridad y determinación, el Cielo responderá. Y entonces el Conocimiento en su interior tendrá la oportunidad de llegar a su conciencia y contestar a su sincera apelación.

Este es el comienzo, pero aún debe existir el puente, porque tienes que moverte desde tu vida y estado mental anteriores hacia un nuevo tipo de vida y estado mental. Eso no sucede de la noche a la mañana. No sucede solo con un destello de revelación. No sucede ni siquiera en un momento de gran honestidad y sobriedad.

No se basa en una visión. No se basa en un momento de presciencia o autoconciencia. Es un viaje que debes hacer. Es el puente, el largo puente. Debes recorrer este puente, porque hay muchas cosas que desaprender y corregir dentro de ti.

Y hay mucho que debes aprender para ver el mundo de una manera nueva: con ojos despejados, oídos abiertos y verdadera comprensión. Esta es la reforma, la reforma de ti mismo, de tu vida, de tu mente, de tu experiencia, de tus sentimientos.

Las personas se aferran a una idea espiritual o se apegan a una enseñanza o un maestro espirituales, e intentan vivir mediante esa idea o esa relación con esa enseñanza y ese maestro, pero ellas aún deben atravesar el gran puente.

Al hacerlo, tienes la oportunidad de hacer todas las correcciones menores y mayores que sean necesarias. Tienes tiempo para reconsiderar tu vida, para volver a elegir cuando sea necesario, y para revisar tu relación con personas, lugares y cosas. Toda esta revisión es necesaria para poder tener la libertad de acercarte a una nueva vida y una nueva experiencia de estar en el mundo.

Es en este viaje donde construyes fuerza, compasión por ti mismo y por los demás y una verdadera autodeterminación que no es obsesiva, que no es compulsiva, que no está impulsada por tu temerosa mente mundana.

Por esta razón Dios ha proporcionado el puente: los Pasos al Conocimiento, que se han estudiado en todo el universo incluso antes de que el tiempo comenzara en este mundo. Se han ofrecido de muchas formas diferentes, pero siempre con el propósito de dar a los individuos la oportunidad de escapar del aislamiento, la confusión y la miseria de la Separación —no para sacarlos del mundo o sus mundos, sino para traerlos de vuelta renovados, fortalecidos, completos y capaces de asumir un verdadero propósito y significado en la vida—.

Aquí, los que ascenderán esta montaña deben dejar a los que solo filosofan, teorizan, especulan o se quedan al margen, intentando entender o utilizando teorías y principios para tratar de comprender lo que está más allá del alcance de su intelecto. Aquí, los críticos, los observadores y los teóricos están al pie de la montaña, mirando hacia la cumbre, intentando comprender, mientras que los que son realmente llamados iniciarán el viaje y partirán.

Al partir, encontrarás que el viaje es más grande y complejo de lo que habías anticipado. No puedes llevar todo contigo. No puedes llevar todas esas relaciones contigo. No puedes llevar todas esas creencias, sentimientos o pesares contigo. No puedes estar obsesionado con tu pasado, porque te diriges ahora hacia el futuro, un futuro que será diferente del pasado. No puedes llevar la carga de la obsesión, ni siquiera de la obligación, si quieres ser libre para emprender este viaje.

Algunas personas irán contigo. Otras no podrán. Puede que las circunstancias necesiten cambiar, incluso drásticamente con el tiempo. Todo se vuelve evidente al comenzar a ascender esta montaña, al pasar por este gran puente.

Eres tú quien cambia las cosas. Eres tú quien debe ser responsable de lo que piensas, dices y haces. Nunca digas que estás siendo guiado o que Dios te dijo que hicieras algo, porque eso es irresponsable. Aquí debes asumir la plena responsabilidad de tus decisiones, y debes enfrentar las consecuencias de esas decisiones.

De esta manera, el Cielo te hace poderoso; te da fuerza, determinación y confianza en ti mismo, algo que no tendrías si pensaras que solo estás siendo guiado, sin ingenio, movido como un peón en el mundo. Esto no funciona así, como ves.

Debes ser fuerte, competente, decidido, capaz, discerniente y discreto. Todas estas cualidades deben construirse con en el tiempo, y por eso el puente es largo y no corto. No puedes entrar en la vida que debes vivir en tu estado mental actual, con tus fortalezas sin desarrollar y dominado aún por tus debilidades.

Dios lo sabe, por supuesto. Desde donde te encuentras, apenas puedes escuchar tu naturaleza interior. Apenas puedes responder al Conocimiento, tan atrapado y cautivado como estás por el exterior y tus propias dificultades internas. Es resolviendo estas cosas y liberando lo que debes liberar que finalmente ganas la fuerza, la libertad, la inspiración y la confianza para seguir adelante.

Las personas se quedarán atrás en sus pequeñas celdas, tratando de hacerlas más cómodas, redecorando su estrecho espacio, intentando distraerse, intentando sentirse complacidas, intentando tener experiencias agradables tanto como sea posible, sin poder reconocer que están cautivas y no pueden realizarse en ese ambiente.

Está lo que las personas creen, y está lo que Dios hace. Dios hace lo que funciona. Las personas creen en lo que quieren o en lo que intentan reforzar para pensar que sus creencias son la verdad. Mientras tanto, Dios hace lo que funciona.

Dios se mueve a través del mundo, trabajando a través de los individuos desde dentro hacia fuera: a través de aquellos que son lo suficientemente libres para responder, que son responsables, pueden ser fuertes y pueden atender lo que se les encomienda hacer sin colapsar, sin desfallecer, sin ser arrastrados ni dominados por las opiniones de los demás.

Para que Dios trabaje desde dentro hacia fuera contigo, debes atravesar este puente. Te está esperando. Te ha estado esperando durante mucho tiempo, esperando a que finalmente fueras suficientemente honesto contigo mismo y estuvieras suficientemente presente ante ti mismo, para poder reconocer que necesitas el poder de la redención, que no estás viviendo la vida que estabas destinado a vivir, que estás a la deriva y que ninguno de tus planes, esquemas y meditadas creencias te liberarán de eso.

Es entonces que te abres al poder del Conocimiento dentro de ti y apelas al Cielo para que te ayude. Al hacerlo, el Cielo responderá. Comenzarás un viaje, el viaje más importante de tu vida, el mayor esfuerzo, lo único que puede satisfacerte aquí, en un mundo de confusión, distracción y tragedia.