La Cita Sagrada


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 29 de enero de 2009
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: The Sacred Rendezvous
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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Hoy hablaremos sobre el poder del reconocimiento.

Estás destinado a encontrar a ciertas personas en tu vida. Tienes una cita con ellas. Ellas serán guiadas a encontrarte tal y como tú estás siendo guiado a encontrarlas.

Estas relaciones realmente no se basan en una experiencia anterior en el mundo, sino que son parte de un Plan que fue establecido antes de que vinieras al mundo, un Plan que se creó para que pudieras descubrir el propósito más alto en tu vida.

Dios sabe que no puedes reconocer y llevar a cabo este propósito en solitario, porque es algo notable y distinto de cualquier otra cosa en el mundo. Desafiará cualquier definición y comparación, porque lo guía un Poder Mayor y una Mayor Sabiduría.

Pero no puedes encontrar este propósito por tu cuenta. Solo puedes preparar un camino para él. Solo puedes preparar tus circunstancias para que este propósito mayor emerja. Conforme empiece a emerger, este propósito cambiará cómo te ves a ti mismo y tu manera de ver el mundo a tu alrededor.

Las relaciones son el medio, pero también son la recompensa. Pues realmente no puedes hacer nada en solitario en el mundo. Incluso si trabajas y vives solo, en aislamiento, cualquier cosa que puedas crear sigue siendo un proceso conjunto. Es un proceso de unir tu mente con otras mentes —en este caso, con mentes que se encuentran más allá del rango visible— para producir algo de un mayor valor e importancia.

Esto es lo que el atleta busca consiguiendo una mayor fuerza y capacidad. Esto es lo que el músico busca permitiendo que el proceso creativo fluya a través de él. Esto es lo que todos buscan en su búsqueda de sentido en el mundo, una búsqueda que realmente solo puede ser satisfecha por el propósito mayor que les envió aquí en primer lugar.

Solo, no puedes llevar a cabo ni siquiera la preparación para tu propósito mayor, porque necesitarás a otros que puedan apoyarlo y reconocer su valor en ti.

Estas son relaciones únicas. No se establecen por conveniencia. No se establecen para satisfacer tus ambiciones o tus fantasías. Tienen un papel mayor que jugar, un papel que es esencial para que encuentres la fuerza necesaria para honrar lo que sabes más profundamente. Se proveen relaciones tanto de naturaleza temporal como permanente.

Aquí las relaciones temporales son como indicadores, señalando el camino, recordándote que tienes una mayor responsabilidad en la vida. Aquí la gente llega a tu vida temporalmente para estimular el Conocimiento en ti, o para proporcionar una pieza esencial de sabiduría que necesitas para poder avanzar. Puedes tener muchas de estas relaciones a lo largo del tiempo, y cada una de ellas jugará una parte en ayudarte a discernir tu camino y a encontrar la fortaleza para viajar en esa dirección, la cual representa un camino que diverge de lo que todos los demás están haciendo.

Luego tendrás relaciones que son más permanentes, particularmente a medida que avances, a medida que ganes más claridad y fuerza y seas capaz de liberarte de tus previos compromisos y obligaciones, y conforme seas capaz de reconocer tus propias fantasías y tendencias en las relaciones. Aquí estás empezando a acercarte a los puntos de encuentro con las personas que jugarán un papel mayor en tu vida.

Pero solo porque otros y tú tengáis un destino juntos no significa que os vayáis a encontrar el uno al otro. Porque hay muchas cosas en la vida que pueden reteneros. Hay muchos peligros que pueden impedir que asistáis a vuestra cita. Hay muchas decisiones que pueden apuntar vuestra vida en una dirección diferente.

Por tanto, puede que al final alcances el punto de encuentro y descubras que hay otros que no han llegado. Ellos entregaron su vida en alguna parte del camino, y en algunos casos incluso la perdieron. Como ves, este es un verdadero problema, porque ellos contienen una parte de la misión, la misión de la que tú eres una parte. Y si muchos de ellos no llegan, ello pondrá tu misión en peligro.

Aquí todo lo que puedes hacer es hacer tu parte tan completamente como sea posible, rezando para que aquellos que estás destinado a encontrar —o incluso aquellos que no están listos para cumplir su parte— sigan al poder del Conocimiento dentro de sí mismos, la inteligencia más profunda que Dios ha puesto en su interior para guiarles, protegerles y llevarles a esta cita sagrada.

Las personas piensan que su propósito mayor es algo que ellas crearán para sí mismas, y que este propósito satisfará lo que piensan que les hará feliz y lo que creen que les hará sentirse realizadas. Pero sin el Conocimiento como guía y consejero, estas estimaciones serán incorrectas, y en la mayoría de los casos conducirán tu vida en una dirección muy diferente, lejos de donde necesitas ir y lejos de la cita sagrada que has de tener con aquellos que están aquí para compartir contigo tu propósito mayor.

Así, las personas a menudo contraen matrimonio y entregan su vida antes de saber lo que están haciendo, antes de que tener alguna sensación real de que tienen una dirección y un camino mayores que seguir. Y conforme su cita se aproxima, van sintiéndose cada vez más agitadas, ansiosas e incómodas, sintiendo que necesitarían estar en algún otro lugar diferente de donde ahora están.

Si no estás siguiendo tu verdadero camino en la vida siempre te sentirás incómodo, y esta agitación e incertidumbre te perseguirá, porque en tu corazón sabrás que no estás yendo a donde necesitas ir, que no estás haciendo lo que necesitas estar haciendo y que tu vida no se está moviendo a donde necesita moverse.

En este caso, ninguna cantidad de placer, distracción o terapia puede disipar esta incomodidad, porque esta es un signo de que tu vida tiene un destino y debes seguir este destino. Tu compromiso con él debe ser mayor que con el amor o con el dinero. Debe ser mayor que el deseo de riqueza y seguridad, mayor incluso que el deseo de éxito tal como el mundo lo define.

Todo el mundo es llamado, pero pocos están respondiendo. Si no respondes, finalmente te perderás en el mundo y, seas rico o pobre, tu vida tendrá una cualidad desesperada —una sensación de fracaso, una frustración profunda y permanente—. Si pasas por alto demasiados signos y señales, si pones en duda lo que está comenzando a emerger en ti, con el tiempo te sentirás perdido, e incluso tu riqueza será para ti una especie de tragedia. Aquello que supuestamente te iba a comprar la felicidad, el contento y la libertad no podrá proveerte ninguna de estas cosas.

Más allá de las necesidades del cuerpo y las necesidades del intelecto está la necesidad del alma. La necesidad del alma solo puede satisfacerse cumpliendo tu propósito mayor en la vida y asistiendo a tu cita con aquellos individuos que comparten este propósito y que jugarán una parte en su descubrimiento y su expresión.

No hay garantía de que todos lleguen. Y es un milagro para aquellos que lo hacen, porque ellos han tenido que seguir algo inexplicable para encontrar su camino hasta allí. Para asistir a esta cita sagrada han tenido que superar sus dudas en sí mismos y las persuasiones de otros. Han tenido que confiar en algo en lo que quizá ninguna otra persona en su vida confiaba o valoraba. Han tenido que apoyar su propia integridad y su propio sentido de lo que verdaderamente es correcto y apropiado para ellos.

El mundo siempre busca persuadirte a querer algo, a necesitar algo y a ser algo que no representa tu naturaleza más profunda. Esta influencia distorsionante afecta a todo el mundo en diversos grados. Incluso la gente que se rebela contra los valores de su cultura está todavía gobernada por estos valores. Por tanto, simplemente ser un rebelde no basta, porque hasta que descubras una mayor dirección y una voz más profunda dentro de ti serás todavía controlado por tu condicionamiento social, tanto si lo aceptas como si lo rechazas. No hay libertad en eso.

Aquí entras en terreno salvaje. Abandonas los caminos trillados que todo el mundo está siguiendo y te embarcas en un curso que es diferente y más misterioso en tu vida.

Este es el camino que todos los grandes santos y contribuidores a la humanidad tuvieron que transitar, y tuvieron que hacerlo sin la aprobación general de su familia y sus amigos. Tuvieron que hacerlo sin un consenso aprobatorio por parte del mundo a su alrededor. Tuvieron que viajar sin hostilidad, sin condenar a otros y sin rechazar al mundo en conjunto. Porque es este mundo el que tendrás que servir en el futuro, y si lo rechazas ciegamente no estarás en posición de servirlo sin reservas.

Esta cita es lo que todo el mundo está buscando inconscientemente en su deseo de compañía, de amor y de relaciones. Aquí las necesidades de la mente, muchas de las cuales para comenzar ni siquiera son auténticas, compiten y oscurecen la necesidad más profunda del alma. La gente no comprende que la necesidad en sí es genuina y auténtica. A un nivel más profundo, esta necesidad es fundamental para tu éxito, el valor de tu vida y tu satisfacción aquí.

Pero las personas son impacientes. Quieren compañía ahora. Quieren satisfacción sexual ahora. Quieren cumplir las expectativas de la sociedad teniendo una familia ahora. No están dispuestas a esperar. Temen que si esperan quizá su cita no ocurra nunca.

Por tanto, las personas actúan de manera prematura. Contraen matrimonio antes de estar preparadas. Tienen hijos antes de estar preparadas. Comprometen sus vidas en carreras profesionales antes de estar preparadas. El tiempo que tienen antes en la vida para explorar y experimentar la corriente más profunda de su vida, a menudo se pierde en otras búsquedas, cubierto por otras ambiciones o directamente recortado por las demandas y expectativas de otros y su propia impaciencia.

Aquí, individuos que deben hacer una gran contribución en el mundo terminan viviendo vidas que son con mucho demasiado insuficientes para su verdadera naturaleza. Y por supuesto las justificaciones abundan, así como las racionalizaciones. Pero cuando las personas asumen vidas que no representan su naturaleza y su propósito verdaderos, siempre van a estar frustradas. Si no comienzan su viaje hacia el Conocimiento, se volverán cada vez más aberrantes en su comportamiento, e incluso autodestructivas en casos extremos. Y sus parejas no comprenderán su comportamiento o la naturaleza de su descontento.

Y entonces las personas intentan compensarlo con aficiones, deportes y comportamientos muy obsesivos. O recurren a las drogas y al alcohol, intentando evitar el sentimiento creciente de que no están verdaderamente donde necesitarían estar ni haciendo lo que necesitarían hacer. Se han comprometido a sí mismas en exceso, y otros dependen de ellas para mantener su propio enfoque y su comportamiento actual. Y entonces el conflicto interno crece. Si la persona comenzase su viaje buscando realmente la corriente más profunda de su vida, entonces estos errores serían mucho más infrecuentes y más difíciles de cometer.

Por tanto, al final las personas se pierden su cita. Incluso si tienen mucho éxito en la vida y consiguen lo que la cultura valora, se sentirán inadecuadas. Sentirán una sensación de fracaso, una sensación de remordimiento. No puedes cambiar esto mediante el diálogo, mediante la terapia o mediante lo que te digas ti mismo, porque tu naturaleza más profunda es tu naturaleza más profunda. Y debido a que tienes un propósito mayor en la vida que es inherente e intrínseco a ti, realmente no es algo que puedas cambiar. La orientación más profunda que esto crea en ti es algo que no puedes desechar ni negar sin generar cada vez más conflicto y confusión dentro de ti.

No basta con creer en Dios o venerar a Dios. Porque si no puedes seguir lo que Dios te ha dado para seguir, si no puedes seguir al Conocimiento más profundo que Dios ha puesto dentro de ti para guiarte, entonces tus oraciones y tu postración no son realmente auténticas.

Puedes pedir favores a Dios, puedes pedirle que te rescate de tus dilemas grandes y pequeños, pero de algún modo nunca llegarás a tu cita con Dios. Tu cita con Dios es tu cita con el Conocimiento dentro de ti, pues es allí donde Dios te habla. Es allí donde te reconectas con la Fuente de tu vida.

Pero existe el problema de si eres religioso o no. Aquí la propia religión puede enmascarar una frustración más profunda y una falta de satisfacción. La creencia en enseñanzas, creencias o principios religiosos puede enmascarar y aparentemente desplazar la responsabilidad fundamental que tienes de responder al poder y la presencia del Conocimiento dentro de ti. Si no respondes a este poder y presencia entonces serás un esclavo de otras fuerzas, y tus sensaciones de libertad, bienestar y satisfacción fallarán todas y desaparecerán.

En última instancia, es una cuestión sobre la propia Separación. Aquellos que creen que la Separación es real y que verdaderamente pueden realizarse a sí mismos a través de sus ideas, sus creencias y sus ambiciones, no reconocen que todavía tienen una relación fundamental con Dios, con el Creador de toda vida.

Puedes discutir interminablemente en contra de esta relación y este sentido de propósito, pero no puedes erradicarlos. Irán contigo allá donde vayas. Nunca puedes quitártelos de encima, porque nunca puedes separarte realmente de Dios. Nunca puedes separarte realmente de la vida.

Así que, cuanto más te apoyas en tu propia voluntad, cuanto más intentas satisfacer tus necesidades internas mediante actividades externas y cuanto más te entregas a tus búsquedas, tus aficiones y tus ambiciones, más te fortificas en contra de esta cita fundamental que tienes con el Conocimiento dentro de ti.

Aquí no puedes hacer un trato. No puedes regatear con Dios diciendo: “Bien, daré un poquito de mi vida a lo que tú quieres si yo consigo lo que quiero.” No hay regateos aquí.

No puedes regatear con el Señor del universo. No puedes regatear con el poder del Conocimiento dentro de ti. La gente que piensa así cree que tanto Dios como el Conocimiento son de algún modo una especie de recurso para su uso personal, que está ahí para pedirlo cuando se necesite y emplearlo cuando se necesite, tal y como llamarías al departamento de policía o al de bomberos si tuvieras un problema.

Esto es un gran error. Es trágico en sus consecuencias, porque las personas acaban valorando lo que vale poco o nada, mientras pasan por alto aquello que tiene el máximo valor. Ellas escogen a personas que reforzarán sus creencias y parecerán corroborar estas creencias. Por tanto, incluso en esto sus relaciones estarán trabajando en su contra.

No puedes deshacer el hecho de que se te envió aquí con un propósito mayor. Puedes pensar que es una violación de tu libre albedrío, pero el libre albedrío es solo un regalo que se te ha dado para que descubras lo que realmente es verdadero e importante en tu interior y lo puedas descubrir por tu cuenta, sin ser forzado por algún poder mayor externo.

Las personas que creen en la Separación encuentran esto poco atractivo. Piensan que viola su libertad. Piensan que es una especie de dictadura divina en el universo. Ven esto como una imposición y no como el regalo de redención que realmente es.

Por tanto, existen problemas fundamentales en la aproximación de la gente. Pero al final la cuestión es: ¿puedes asistir a tu verdadera cita con el Conocimiento y con aquellos que están aquí para ser parte de un propósito mayor que está emergiendo en tu vida?

Cuando dejes esta vida y retornes a tu familia espiritual, a tu grupo de aprendizaje, es sobre esto sobre lo que reflexionarás. Ellos no estarán interesados en tus pasatiempos y fascinaciones. No estarán interesados en tus tragedias o en tus errores, en tus romances perdidos o en tus aventuras económicas fracasadas. No estarán interesados en tu psicopatología, o en las características únicas de tu anterior personalidad. Solo estarán interesados en si cumpliste tu cita sagrada con el Conocimiento y con los otros que fueron enviados a encontrarse contigo. Te mirarán y te preguntarán: “¿Tuviste éxito?” Y tú no podrás tergiversarles la verdad, porque más allá del mundo el engaño en las relaciones es casi imposible. Esto es todo lo que importa.

La vasta mayoría de las cosas que son importantes para ti ahora o te preocupan ahora, no tendrán importancia al final. Ellos te preguntarán: “¿Cumpliste tu cita? ¿Lograste lo que viniste a cumplir en el mundo?” Y tendrás que decirles la verdad, porque será evidente para todos. Y desde esta posición podrás ver con claridad, sin distorsión alguna.

Y entonces, ¿qué podrás hacer, sino retornar para intentarlo de nuevo? No hay “día del juicio” donde, si has fracasado en una única vida, eres enviado al infierno eterno. Eso es puramente una invención humana. Pero las consecuencias de no encontrar tu propósito y de intentar vivir sin él son muy reales y evidentes a diario en tu pensamiento, en tu conducta, en tu comportamiento y en tu experiencia. Sin este propósito, vives en una especie de infierno —un infierno que es hermoso, pero donde nunca puedes ser feliz, donde nunca puedes estar a gusto contigo mismo, porque no has estado honrando tu naturaleza más profunda.

El Conocimiento está aquí para mover tu vida en una dirección específica, pero si no estás yendo en esa dirección o no has ido en esa dirección, habrá incomodidad. Pero esta incomodidad no pide que la niegues o la evites. Pide reconocimiento y resolución.

Es por eso que Dios no condena. Dios solo atrae y emplea. Toda la noción del infierno es un intento de la humanidad de castigar a aquellos que no puede aceptar, usando a Dios como castigador. Se trata de ejecutar una venganza. Es una herramienta del intelecto para castigar a otros intelectos o para forzarlos o coaccionarlos a creer en aceptación y consenso.

Tienes una cita sagrada con el Conocimiento a través de una serie de encuentros que alterarán el curso de tu vida y te revelarán una naturaleza y una realidad más profundas, que van más allá de tus ideas sobre ti mismo, tu personalidad y tu historia personal —un reconocimiento que está más allá del dominio y el alcance del intelecto.

Y luego tienes una cita con otros individuos. Algunos de estos encuentros serán muy breves, con aquellos que vienen a tu vida momentáneamente para recordarte algo, enseñarte algo o hablar a algo profundo dentro de ti que necesita refrescarse y renovarse.

Después tienes una cita con aquellos que tomarán una mayor posición en tu vida, aquellos que están aquí para servir a una mayor capacidad que están solo comenzando a reconocer dentro de sí mismos. Aquellos que cumplan con esta cita jugarán una parte importante en tu vida, y destacarán en contraste con todas las otras relaciones que has intentado establecer por tu cuenta.

Si puedes encontrar a estos individuos, ello hará toda la diferencia para ti, y comprenderás que lo que has estado intentando seguir es muy real y que no harás este viaje solo. Para subir a esta montaña, particularmente según alcanzas sus lugares más empinados, necesitarás una gran compañía.

Quizá una de estas personas será tu marido o tu esposa. Quizá será una persona que comparte tu trabajo mayor. Quizá será un maestro que está aquí para alentarte a continuar y mantenerte en el camino. Puede incluso que sea uno de tus hijos, quien de algún modo reconoce tu naturaleza más profunda y cuya vida está unida a la tuya en la expresión de algo único e importante en el mundo.

La relación puede tomar muchas formas. Pero si cumples con esta cita, será evidente que vuestra relación es verdaderamente sobre algo más, algo más allá de los parámetros normales de las relaciones humanas. Habla a algo que es mayor y más profundo. Es misteriosa. Tiene un contenido más sagrado y profundo. Es algo que existe más allá del dominio del intelecto, y por tanto desafía la definición. Tus palabras y tus intentos de describirlo solo pueden ser aproximaciones. Estas son relaciones sagradas, sagradas en su propósito y en su naturaleza más profunda.

Esto no significa que en la cita todos vayan a comprender por qué están juntos. Quizá esta comprensión será muy parcial. Pero habrá un sentimiento de mayor conexión. Y esta mayor conexión no es realmente sobre el pasado tanto como lo es sobre el presente y el futuro.

Una vez que la cita ha ocurrido a este nivel, no hay garantía de éxito, porque todavía tendréis que tratar con vuestro propio condicionamiento social, vuestra propia naturaleza mundana y todos los problemas que supone establecerse y mantenerse a uno mismo en la vida.

La cita no es el punto final, sino el comienzo y la iniciación de la siguiente fase de tu vida. Aquí, la gran carga que has estado llevando por tanto tiempo, comienza a encontrar expresión en tu vida y particularmente en estas relaciones, y te sientes agradecido y aliviado. Te sientes renovado y reafirmado en que realmente estás siguiendo algo importante, que no estás engañándote a ti mismo, y que hay realmente un mayor poder y una mayor realidad en tu vida.

Estas relaciones darán testimonio de esto. Serán sus testigos. El Misterio estará con vosotros y entre vosotros —un misterio que no podéis definir, pero que debéis aprender a confiar y valorar por encima de todas las cosas.

Tu relación con Dios será siempre misteriosa. Nunca puedes confinarla en una serie de creencias o principios o en una enseñanza. Eso es como ponerla en una tumba. Siempre será algo vivo y dinámico. Siempre estará iluminando tu vida, atrayéndote hacia ciertas cosas y alejándote de otras, como un gran faro que te atrae de regreso a casa —sacándote de la Separación, del infierno de tu aislamiento, de los irresolubles conflictos del pasado, de la adicción, de la fantasía, de la seducción, de la culpa y del fracaso.

Es un fenómeno interesante que aquellos que responden a esto y asisten a la cita sagrada son las personas que han fracasado en satisfacerse a sí mismas en el mundo. Y quizá se sienten fracasadas. Han fracasado en adquirir romances o suficiente riqueza. O han adquirido estas cosas, pero han encontrado que son carentes e insuficientes para satisfacer sus necesidades.

Así que hay un sentimiento de fracaso y desilusión. Pero este fracaso y esta desilusión son importantes. Aunque todos los demás pueden estar evitando ambos sentimientos, estos preparan a la persona para reconocer una realidad más profunda en su interior.

Si has fracasado en asistir a tu cita, entonces más tarde en la vida, si haces este descubrimiento, existe una segunda redención. Y esta consiste en dar a otros: compartir tu riqueza, tu tiempo y lo que puedas en servicio a satisfacer las necesidades reales tanto de la gente como de la naturaleza a tu alrededor.

Esta es la segunda redención. No es tan poderosa y satisfactoria como la primera, pero es importante y será efectiva. Aquellos que se han movido compulsivamente durante toda su vida pueden al final encontrarse con la oportunidad de dar, de ser benefactores —benefactores de riqueza, si tienen riqueza; benefactores de tiempo, si tienen tiempo; benefactores de asistencia, si tienen la fuerza para hacer esto. Por tanto, existe una segunda redención.

Pero lo que es importante, en particular para la gente joven o para la gente de mediana edad, es focalizarse en la gran cita sagrada —orar por ella, pedirla, decir al universo: “Sea lo que sea que me cueste asistir a la cita, debo asistir a ella. Debo conocer este propósito mayor que vive dentro de mí.”

Si te sientes ambivalente acerca de esto, si lo temes, si tienes demasiados conflictos al respecto, entonces no asistirás a tu cita. Por tanto, debes elegir lo que valorarás. Y si has obtenido suficiente sabiduría en la vida —a través del éxito y el fracaso, a través del logro y la decepción— sabrás cómo hacer la elección correcta. Verás que el mundo puede ofrecerte placer y pesar, pero no realización. Esta debe venir de otra parte, de una Realidad Mayor en el universo y de una realidad mayor que vive dentro de ti, dentro de tu Conocimiento.

Existe una razón para que estés buscando en las relaciones, pero no es por placer, riqueza o ambición. Es por una razón más profunda. Y aunque puedas tener muchos fracasos en tus relaciones, nunca abandonarás, porque estás buscando asistir a las citas sagradas que te aguardan, y que son necesarias para ti y para el éxito y la realización de tu vida.