La carrera para salvar la civilización humana

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Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 22 de julio de 2009
en Alepo, Siria

Aunque todo parece estar normal en estos días, Grandes Olas de cambio están llegando al mundo —un cambio a un nivel nunca visto con anterioridad, un cambio que afectará a cada persona en el mundo.

Será mayor que las guerras mundiales. Será mayor que las grandes epidemias del pasado. Serán Grandes Olas de cambio, porque la humanidad ha saqueado el mundo y ha destruido su herencia natural hasta tal punto que ahora el mundo va a cambiar, volviéndose un lugar más difícil para la familia humana.

Ha hecho falta mucho tiempo para crear las condiciones que traerán las Grandes Olas de cambio. Y todos han contribuido en mayor o menor medida, así que no hay una sola persona u organización a quien echar toda la culpa. Las naciones ricas han tomado más, pero todos han tomado del mundo —incluso la gente más pobre, que ha tomado tan poco y posee tan poco—. Todo el mundo es responsable.

Se trata ahora de una situación que debéis considerar para el futuro y para la que debéis prepararos en este momento. Porque habrá grandes migraciones humanas a medida que las regiones áridas del mundo pierdan su capacidad de producir alimentos, a medida que los recursos hídricos se vuelvan escasos y a medida que surjan conflictos entre las naciones, y entre grupos dentro de las naciones, sobre quién tendrá acceso a los recursos restantes. Y por mucho que estos conflictos se enmascaren bajo el disfraz de la religión y la política, se tratará principalmente de una lucha por los recursos.

El mundo suena como siempre —las vibraciones y el ruido de una gran ciudad—, pero la gente no está viendo las señales de que llega un gran cambio, porque no está respondiendo al Conocimiento, la inteligencia más profunda que el Creador de toda vida ha puesto dentro de cada persona para guiarla, protegerla y conducirla a sus mayores logros en la vida.

Millones de personas tendrán que huir de las regiones áridas del mundo. Las regiones costeras serán inundadas y golpeadas por tormentas tremendamente poderosas y un tiempo atmosférico violento. La gente tendrá que moverse por motivos económicos —por la quiebra de economías locales y en algunos casos de economías nacionales—. ¿Dónde irán estas personas, que no vieron ni reconocieron la situación? ¿Y quiénes les aceptarán en su nación? ¿Quiénes aceptarán la llegada de los miles y millones de personas que deberán ahora abandonar su tierra natal o reubicarse dentro de su propia nación? Las perturbaciones sociales serán inmensas. La tensión política será inmensa. La llamada a la compasión y a finalizar los agravios será inmensa.

Esto será una tragedia humanitaria y una necesidad humanitaria a una escala nunca vista. El mundo no puede permitirse descender al caos, ya que si eso ocurre la humanidad no tendrá un futuro. Realmente, lo que aquí está en juego es el rescate de la civilización humana. La civilización humana, que parece hoy tan dominante, tan poderosa y tan bien establecida, mañana y en los días por venir parecerá cada vez más frágil y vulnerable.

Ahora se trata realmente de una carrera para salvar la civilización humana del colapso y de la ruina. Esto es algo que cualquier persona puede ver una vez que es alertada de las Grandes Olas de cambio, una vez que comienza a escuchar los sonidos del mundo y ve las señales que el mundo está produciendo.

Hoy día la gente ya está sintiendo que las cosas no están normales, que las cosas no están bien. Hay mucha ansiedad en las visiones de la gente sobre el futuro. Las Grandes Olas ya están comenzando a impactar sobre la gente del mundo, debilitando las economías de las naciones y forzando a la gente a situaciones de tensión y competición cada vez mayores. Incluso hoy existe una gran lucha sobre quién tendrá acceso a la comida, al agua y a los recursos energéticos en muchas, muchas partes del mundo.

Pero, ¿quién está observando las señales, las señales de que Grandes Olas de cambio están llegando ahora? ¿Quién está prestando atención? Y entre los muy pocos que lo hacen, ¿quién tiene el coraje y la fortaleza para reconocer que esto es una llamada —una llamada al servicio y a la contribución, una llamada a reconsiderar sus vidas, sus circunstancias, sus actividades y sus obligaciones?

La migración humana será uno de los grandes problemas que ocasionarán las Grandes Olas de cambio. En las bulliciosas ciudades de las naciones más pobres, ¿a dónde irán estas personas y cómo serán mantenidas? ¿Se las dejará morir, permitiendo que entren en guerras y hambrunas? Esto es algo que actualmente unas pocas personas en el mundo están empezando a considerar, porque las señales son muy evidentes.

No se trata del fin de la humanidad, pero es una transición a una clase diferente de mundo —un mundo nuevo, un mundo con recursos reducidos, un mundo con menores bienes, un mundo que requerirá una tremenda cooperación entre las naciones para que la civilización humana sobreviva.

Los grupos de gente que deban huir de las zonas afectadas tendrán que ser absorbidos por las naciones de distintas partes del mundo. No podrán moverse simplemente a las zonas contiguas, porque es probable que las naciones vecinas estén afrontando las mismas crisis. Será una gran diáspora, una dispersión de los pueblos fuera sus tierras natales, fuera de sus modos tradicionales de vida, hacia un conjunto de circunstancias muy diferente. Esto producirá mayor tensión y dificultad.

Central a todo esto está, literalmente, la cuestión de cómo alimentaréis a las personas del mundo cuando este pierda un 30% de su agricultura, que es lo que realmente estáis enfrentando. Los fenómenos meteorológicos violentos, la alteración del clima y el impacto en los sistemas geológicos y biológicos del mundo crearán tanto desequilibrio que, incluso si pudierais encontrar un hogar para todas las personas desplazadas, ¿cómo les alimentaréis? Y los residentes de las naciones receptoras, ¿cómo responderán a esto? Estas son preguntas que aún deben contestarse, preguntas que vosotros deberíais considerar ahora —vosotros que estáis en el umbral de un gran cambio, vosotros que quizá tenéis el lujo de poder considerar estas cosas y planear vuestra vida y reorganizar vuestras prioridades.

Las ciudades se llenarán con tanta gente que será muy difícil proveerles de agua y comida, incluso en los países bien establecidos, incluso en los países que tienen una mayor riqueza. ¿Cómo alimentaréis a un millón de personas nuevas que se añaden a una ciudad que ya tiene millones? La bulliciosa ciudad, podéis escuchar los sonidos. ¿Cuánto puede sostener una ciudad? ¿Cuáles son los límites de su provisión? ¿Hasta dónde llega la tolerancia de sus habitantes?

La situación se volverá tan severa que hasta las familias en las naciones ricas tendrán que considerar si acogen en su casa a una familia de una nación más pobre. ¿Cuánta gente estará dispuesta a hacerlo? ¿Cómo de malas tienen que llegar a ser las cosas para que las preferencias, los prejuicios y los requerimientos personales de la gente sean superados por una necesidad crítica? No habrá suficiente excedente de comida para simplemente enviarlo a las naciones afectadas. No habrá suficiente. Si la humanidad pierde un porcentaje de su producción de comida, entonces no importa cuánto dinero se gaste. El mundo está agotándose. ¿Vais a agotarlo aún más y más y más?

Esta es la gran incertidumbre en la situación —la cuestión de cómo responderá la humanidad—. ¿Qué es la responsa-habilidad humana? Hasta los líderes de las naciones están ciegos. Hasta los líderes de las instituciones religiosas están ciegos. Solo ven el mundo como están acostumbrados a verlo. Solo ven el mundo en términos de lo que esperan y creen que es cierto basándose en el pasado. Pero estas cosas no serán ciertas por más tiempo.

Habrá una gran migración humana por todo el mundo. Parte de ella será normal, pero mucha tendrá que ser organizada y acordada entre las naciones. Si las naciones cierran sus puertas a las personas desplazadas, será una tragedia como nunca se ha visto. Esta tragedia despojará al mundo en guerras y conflictos.

Todo esto es inevitable, como veis, dadas las actitudes humanas, su uso del mundo y las relaciones entre las naciones de la humanidad. Naturalmente, ibais a alcanzar un punto de saturación. Naturalmente, ibais a afectar al mundo de tal manera que este no respondería en vuestro beneficio. Naturalmente, ibais a llegar a un punto crítico.

Hay individuos visionarios que han visto esto venir. Pero la humanidad es sorda, ciega y necia, y continúa obstinadamente con sus búsquedas de riqueza y poder —fácilmente corrompida, fácilmente engañada, desesperada entre las personas más pobres, incapaz de controlar su población, incapaz de controlar su uso de recursos, incapaz de dominar sus conflictos y sus prejuicios históricos—. Como un niño obstinado, se dirige de cabeza al futuro —descuidadamente, sin pensar en el mañana, sin mirar hacia el mañana, solo satisfaciendo las necesidades del día.

En este momento, uno puede estar en medio de una ciudad de dos millones de habitantes, y en 20 años estará desolada. ¿Qué ocurrirá? ¿Y cómo responderá el mundo? Si podéis ver sin prejuicios ni miedo, se os hará evidente. No tenéis que ser genios para verlo. Solo tenéis que ser sabios y objetivos. Pero la cuestión de cómo responderá la gente es algo que no podéis predecir. Las personas pueden elegir cómo responderán. Existe elección a este nivel.

No podéis parar las Grandes Olas de cambio. Podéis mitigarlas y reducir sus impactos, y podéis prepararos para ellas, pero ahora no podéis pararlas. Si la gente no puede cambiar, basándose en su consciencia y en su visión del mundo, entonces tendrá que cambiar enfrentando crisis y situaciones exigentes. Es una mala manera de aprender, por supuesto. Es una educación de insensatos, por supuesto. Pero la educación debe ocurrir, porque la humanidad debe adaptarse a un mundo que está cambiando, a un mundo en declive.

Los gentes más pobres del mundo, ¿qué pueden hacer ahora para prepararse? No tienen poder social ni movilidad social. No pueden simplemente hacer las maletas y moverse a una nación rica. Están atrapados. Están fijos allí donde están. Por tanto, la responsabilidad de liderar el camino la tienen los pueblos ricos y las naciones ricas. Pero incluso en las naciones ricas hay pocos que puedan ver. Y la gente en todas partes, ricos o pobres, muy a menudo no están dispuestos a reconsiderar sus vidas y a cambiar sus actitudes y sus planteamientos. Se trata de un problema en el desarrollo humano.

El mundo se hará más cálido. Se abrirán tierras, pero no seréis capaces de hacer crecer mucha comida en ellas. Y los fenómenos atmosféricos violentos serán un problema en todas partes —reduciendo los recursos de las naciones, creando catástrofes una tras otra.

La humanidad tendrá que moverse en el futuro a un tipo diferente de equilibrio con la vida, a un tipo diferente de estabilidad en el mundo. La gran pregunta ante vosotros es: ¿qué ocurrirá entre ahora y entonces? Si la gente está ciega y no ve las Grandes Olas de cambio llegando desde el horizonte; si la gente no está dispuesta a reconsiderar sus vidas, sus obligaciones y sus circunstancias; si la gente no está dispuesta a pasar por alto sus prejuicios y agravios tanto culturales como nacionales, entonces la humanidad se dirige a una gran calamidad, o a una serie de calamidades, para ser más precisos.

El hombre y la mujer del Conocimiento ven esto, por supuesto. Ellos no están en la negación. No están simplemente intentando proyectar un resultado deseado. Están viendo lo que sucede, y están alterando regularmente sus conclusiones a medida que la situación cambia, a medida que las Grandes Olas se aproximan. Podéis tener la certeza de que las Grandes Olas están llegando, pero no sabéis cómo impactarán al mundo ni cuándo golpearán. Y la gran incertidumbre es cómo responderá la humanidad.

Por tanto, el hombre y la mujer del Conocimiento están observando —observando sin llegar a conclusiones fijas, observando sin condenar el mundo, observando sin perder la esperanza, observando sin hastiarse ni volverse cínicos, observando sin culpar a líderes o a individuos o a naciones, observando los paisajes cambiantes del mundo, buscando las señales que el mundo está dando para indicar cómo, dónde y cuándo las Grandes Olas de cambio van a golpear.

El hombre y la mujer del Conocimiento se han movido a un terreno más alto, tanto en las circunstancias de su vida externa como dentro de sí mismos, basando su vida en el Conocimiento, en la inteligencia más profunda —una inteligencia que no tiene miedo del mundo, que no tiene miedo del cambio, que puede afrontar cualquier cosa, porque es una inteligencia que ha dado Dios—. Es sabia. Es compasiva. Es objetiva.

Aquí el hombre y la mujer del Conocimiento no están insistiendo en soluciones, sino que observan y alientan un comportamiento positivo, una consciencia positiva y acciones positivas. Pero no confían solo en la esperanza, pues la esperanza es demasiado débil, demasiado frágil, demasiado propensa a desanimarse y debilitarse. Su poder es el poder del Conocimiento —un poder que no disminuye ante la dificultad o la incertidumbre, un poder que no resulta socavado por las tragedias o las crisis—. Ellos verán con claridad y responderán de manera apropiada a las situaciones cambiantes que ven en su entorno inmediato y en el mundo en general. Ellos no tienen miedo de mirar y ver, porque el Conocimiento es su poder.

Para todos los demás, en general habrá negación. Después, las pocas personas que vean la gravedad de la situación basarán toda su esperanza en que se generen y se apliquen ciertas soluciones. Esta será la fuente de su esperanza, pero se trata de un fundamento débil. Porque todas sus bases para la certidumbre dependen de que sucedan ciertos eventos y se realicen ciertos cambios. Pero es posible que estos eventos no sucedan. Es posible que este cambio no ocurra. Entonces, ¿dónde estarán estas personas, sino en un estado de desesperación? Porque su fundamento se basa en las circunstancias, no en el poder del Conocimiento.

Estas personas creerán en ciertos líderes pensando que ellos solucionarán la situación, pero no hay líder en el mundo que pueda detener las Grandes Olas de cambio. Ellas creerán en la bondad de la humanidad, pero el comportamiento de la humanidad dejará mucho que desear, sobre todo al principio de las Grandes Olas. Ellas creerán en una ideología, o en un sistema económico, o en la tecnología, o en los avances científicos, pero a medida que todas estas cosas demuestren ser inadecuadas e insuficientes, su esperanza se hundirá.

¿Veis lo débil que es esto, cómo se basa en ideas o en abstracciones o en que ocurran ciertas situaciones que en realidad pueden ser muy improbables? Vuestro optimismo no puede basarse en un resultado deseado. El mundo está cambiando. Debéis cambiar con él. Debéis moveros con él. Debéis observarlo. Como el capitán de un barco en el mar, debéis observar el tiempo meteorológico y las olas. Debéis mirar el barómetro. Debéis ajustar vuestras velas en consecuencia. No podéis quedaros de brazos cruzados creyendo que todo saldrá bien, porque eso solo es una esperanza que enmascara el miedo y la incertidumbre, y el miedo y la incertidumbre hundirán el barco.

Es por eso que debéis apoyaros en el Conocimiento. Dios os lo ha dado para que sea vuestro piloto, vuestro guía y vuestro compás. Sin esto no tenéis más que sueños, esperanzas, deseos y fantasías para apoyar vuestra actitud positiva, y ninguna de esas cosas sobrevivirá a las Grandes Olas de cambio. Os decepcionaréis. Os frustraréis. Os sentiréis angustiados. Os enfadaréis. Os decepcionaréis, porque no tendréis una fundación.

La tecnología será importante, pero no salvará a la humanidad. Un sistema político puede preferirse sobre otro, pero no salvará a la humanidad. Ni será compartido suficientemente en todas partes para producir la cooperación y la asistencia requeridas.

Debéis mirar hacia delante, con ojos claros, dispuestos a ver lo que pueda estar viniendo desde el horizonte —sin condenarlo, sin negarlo, sin sacar conclusiones inmediatas—. Como el capitán de un barco en el mar, estáis observando y respondiendo a las circunstancias cambiantes. Debéis tener esta seguridad interna y la fortaleza del Conocimiento para hacer esto, o de lo contrario no seréis capaces de hacerlo. Entraréis en la negación. Intentaréis ocultaros. Intentaréis vivir bajo una roca. Pondréis toda vuestra fe en alguna noción o ideología. Rechazaréis las Grandes Olas como si tan solo fueran una aproximación negativa a la vida. Seréis ciegos y necios bajo la apariencia de ser listos e inteligentes.

La estupidez humana es más trágica cuando se oculta bajo un barniz de racionalidad e inteligencia. Por supuesto, veréis esto por todo a vuestro alrededor. Veréis la negación. Veréis la proyección de culpa. Veréis el pensamiento basado en deseos. Veréis la fe ciega en la ciencia y en la tecnología, en el buen gobierno o en un líder en particular.

Las personas creen estas cosas porque no tienen una fundación. No tienen verdadera fortaleza interna. Pueden resistir penalidades en el mundo, pero no tienen la claridad de mente para ver lo que está viniendo, lo que se dirige hacia ellas y lo que cambiará su vida. Por tanto, pierden las grandes oportunidades de la vida. Pierden las señales de la vida. Pierden las advertencias de la vida, porque no pueden mirar y ver con claridad. Se trata de un problema fundamental para cada persona.

La gente se queja cada día. Algunas personas se quejan de continuo. Pero quejarse no es lo mismo que ver. Quejarse no significa seguir las circunstancias cambiantes de vuestra vida. Quejarse es como ser un pequeño bebé que solo llora y llora, o un niño pequeño que gimotea cuando no puede conseguir lo que quiere.

Por tanto, debéis dejar de quejaros y empezar a mirar y a desarrollar la fortaleza para mirar y observar, para limpiar vuestra mente de juicios y condena. Tomad los Pasos al Conocimiento para construir vuestra conexión con la inteligencia más profunda que Dios ha puesto dentro de vosotros, pues, como veis, solo esta inteligencia os salvará.

La razón humana sin el Conocimiento es solo pensamiento convencional, ciego y necio, e incapaz de adaptarse a las circunstancias cambiantes. Si el mundo no cambiase, podríais vivir con un conjunto determinado de suposiciones. Pero estáis enfrentando el mayor cambio que la humanidad ha enfrentado nunca, y por tanto estas suposiciones se vuelven ahora verdaderos peligros para vosotros y para todos a vuestro alrededor.

Esta advertencia es un regalo de amor del Creador de toda vida. Es parte de un Nuevo Mensaje a la humanidad para prepararla para las Grandes Olas de cambio, para prepararla para su encuentro con la vida inteligente en el universo, para traer al mundo Conocimiento y Sabiduría que han sido desarrollados en otras partes del universo, y para clarificar la relación humana con lo Divino y la verdadera naturaleza de la responsabilidad humana.

El futuro y el resultado están en manos de cada persona, porque sea lo que sea que ocurra será el resultado de los individuos tomando decisiones. Surge la pregunta: ¿qué informará esas decisiones? ¿Será el poder del Conocimiento, o será cualquier otra cosa que se enmascare como poder?

No penséis que no tenéis poder en este asunto, porque vuestro futuro dependerá de las decisiones que toméis hoy y de las acciones que emprendáis hoy. Estas decisiones dependerán de la gente con la que os asociéis y de su influencia sobre vosotros.

El Nuevo Mensaje de Dios os da grandes responsabilidades y os dice que no podéis escapar de estas responsabilidades. Ricos o pobres, no importa cuáles sean vuestras circunstancias, el poder y la presencia del Conocimiento viven dentro de vosotros, esperando a ser descubiertos. Los necesitáis más que ninguna otra cosa —más que la riqueza, más que la seguridad, más que el confort, más que el placer, más que el matrimonio, más que la familia— más que ninguna cosa.

Sin el Conocimiento, estaréis ciegos. Seguiréis el pánico y las obsesiones de la gente a vuestro alrededor. Caminaréis hacia el futuro sin saber lo que estáis enfrentando. Las Grandes Olas os pillarán desprevenidos. No las habréis visto venir.

Esta es la gran llamada a la consciencia y la responsabilidad humanas en este momento. Tenéis tiempo, pero no mucho tiempo. Tenéis tiempo para reconsiderar vuestra vida, pero no mucho tiempo. Tenéis tiempo para construir una fundación en el Conocimiento, pero no mucho tiempo. Tenéis tiempo para reunir vuestra fortaleza y vuestros recursos. Tenéis tiempo para empezar a mirar lo que está viniendo hacia vosotros desde la atalaya (watchtower) —lo que está llegando desde el horizonte, tanto en vuestra región local como en el mundo en general.

Aquí, en vez de tener discusiones intelectuales y conversaciones teóricas, debéis preparar vuestra vida y preparar vuestras relaciones primarias. Vuestras grandiosas ideologías no significarán nada ante las Grandes Olas de cambio. Un erudito puede ahogarse tan bien como un bobo.

Este es un mensaje poderoso para despertaros, para sacaros de vuestro pensamiento preferencial y condicionado, de vuestras actitudes, vuestras suposiciones y vuestras creencias, y de todo aquello que evitáis y ahora debéis ver.

Dios desea que la humanidad sobreviva y avance frente a las Grandes Olas de cambio, pero lo que Dios desea y lo que la gente hará no es lo mismo, como veis. Es por eso que Dios debe enviar ahora un Nuevo Mensaje al mundo, para preparar a la humanidad para un futuro que será distinto del pasado, y para prepararos no solo para sobrevivir a las Grandes Olas de cambio, sino para ser unos contribuidores en ellas, porque esa es la razón por la que habéis venido al mundo.

A un nivel más profundo, vosotros sabéis esto. Está claro. Siempre ha estado claro. A un nivel más profundo, sabíais que entraríais al mundo en un momento de gran cambio y agitación. Aquí no hay incertidumbre. No hay controversia. Vuestro propósito y vuestra misión en este momento es volveros capaces de contribuir ante las Grandes Olas de cambio. Pero esta consciencia y esta certidumbre suceden a un nivel más profundo de vuestra mente, bajo la superficie de la mente en la que vivís, pensáis y pasáis vuestros días.

Por tanto, Nosotros estamos pidiendo vuestra responsabilidad, vuestra honestidad, que seáis realmente verdaderos con vosotros mismos, que honréis lo que sabéis más profundamente, que lo descubráis y descubráis lo que significa y cómo dirigirá vuestra vida de hoy en adelante. Para ello, tenéis Nuestras Bendiciones. Para ello, tenéis todo el poder de la Creación.