El Profeta


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 23 de julio de 2009
en Damasco, Siria

Texto original: The Prophet

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.






Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Cada milenio se envía un Nuevo Mensajero al mundo para preparar a la humanidad para la siguiente etapa de su desarrollo —para advertirla de los grandes peligros que no han surgido antes y prepararla para lo que debe encarar y superar, tanto ahora como en el futuro.

Las Revelaciones de Dios son raras y duraderas. Se envían aquí para dar a la humanidad lo que esta no podría darse a sí misma, para reencender el fuego espiritual que se ha enfriado en el mundo, para revitalizar el espíritu religioso, que ha quedado latente bajo el peso y la opresión de las creencias y mandatos religiosos.

La humanidad está enfrentando ahora sus mayores desafíos, mayores que todo lo que ha tenido que enfrentar antes. Enfrenta un mundo en declive: un mundo de recursos en declive, un mundo cuyo medioambiente ha sido tan seriamente abusado y perturbado que tendrá que haber una adaptación diferente para que la humanidad sobreviva en el mundo en el futuro. Y la humanidad enfrenta una intervención de razas del universo que están aquí para aprovecharse de una humanidad débil y dividida. Nunca antes ha sido tan desafiada la familia humana en conjunto.

Habéis alcanzado este gran umbral debido al comportamiento humano y debido a la propia evolución de la raza humana. Porque tarde o temprano atraeríais la atención del universo a vuestro alrededor y eso llevaría a una intervención. Tarde o temprano mermaríais vuestra herencia natural en el mundo hasta tal punto que el mundo comenzaría a cambiar por su cuenta, de maneras que no serían beneficiosas para la capacidad de la humanidad de vivir aquí. Eventualmente, la humanidad tendría que entrar en una fase más madura de su evolución, dejando atrás su imprudencia, su violencia, sus conflictos y su estupidez.

Es a este entorno a donde se envía al Mensajero, un Profeta para este tiempo y esta era, una era que verá una tremenda perturbación y convulsión, una era en la que la humanidad tendrá que adaptarse a un planeta que cambia y tendrá que enfrentar la realidad de que existe y siempre ha existido en una Comunidad Mayor de vida inteligente en el universo.

No hay escape de esta realidad. Huir hacia la fantasía o la negación, escondiéndoos tras la razón y la preferencia humanas, solo aumenta la vulnerabilidad de la humanidad y hace que os resulte más difícil reconocer este mundo cambiante y adaptaros a él.

Es a esta situación que se envía un Mensajero, y su profecía será la profecía del Creador: una gran advertencia para la humanidad, una gran bendición para la humanidad, una gran preparación para el futuro, una preparación que la humanidad no podría proveerse por sí misma.

En este sentido, entonces, la humanidad está siendo rescatada. Pero ¿se reconocerá el regalo? ¿Se reconocerá al Mensajero? ¿Se prestará atención a la advertencia? ¿Y se recibirá la bendición?

Mucha gente siente que Dios ha terminado de hablar a la familia humana, que no habrá más Revelaciones, que ya no se enviarán más Mensajeros, como si Dios ya no tuviera nada más que decir a la humanidad mientras esta enfrenta sus mayores tribulaciones.

Pero esto es ciego y necio. Es arrogante asumir lo que Dios hará o no hará. No puedes esconderte tras las escrituras. No puedes esconderte tras la ciencia y la racionalidad. No puedes mirar al pasado, porque debes mirar hacia delante ahora para ver lo que está viniendo en el horizonte y ver que estás en un tiempo de Revelación.

El Mensajero ha sido enviado. Él está hoy en el mundo. No es un supermán. No va a realizar milagros para las masas. No es como un acto de carnaval para impresionar a la gente. Su regalo es más rico y profundo, más hondo y duradero. Él no es una sensación. Tiene el regalo que ninguna otra persona en el mundo tiene. Él es el Profeta para esta era.

Si no puedes recibir esto, entonces te estás aferrando a tus suposiciones y creencias previas, movido por el miedo a tener que enfrentar algo enteramente nuevo —un nuevo mundo, una nueva vida, una Nueva Revelación.

En el pasado, siempre que Dios ha proporcionado una Revelación al mundo, esta fue resistida, rechazada y denunciada por las mismas razones, desde el mismo estado mental desde el que el Nuevo Mensaje de Dios será denunciado, denigrado y recelado.

Es el problema de la negación humana, por supuesto. Es el problema de que la gente viva en el pasado, incapaz de responder al presente y al futuro con algún grado de claridad o sabiduría.

El futuro está sobre vosotros. El mundo será irreconocible en veinte años. No hay lugar donde esconderse ni razón para estar ciego. Es una emergencia para la humanidad, pues solo una emergencia y una gran necesidad impulsarían a Dios a enviar una Nueva Revelación al mundo.

La Nueva Revelación expondrá la debilidad y la ignorancia de la humanidad —sus creencias, sus prejuicios, su insistencia en que conoce la Voluntad de Dios—. La humanidad se esconderá tras su racionalidad. Se esconderá tras sus escrituras. Se esconderá tras su repudio, su negación y sus ambiciones.

En cierto sentido, los tiempos venideros son el fruto de las acciones de la humanidad: los frutos del engaño y la conquista, de la codicia y la ambición, del abuso del mundo. La humanidad, que no puede controlar sus pasiones, su población, sus ambiciones; la humanidad, que no puede pensar previsoramente en el futuro, que lo usará todo ahora mismo, gastando su herencia natural, pensando que es interminable y no puede agotarse.

¿Y qué hará la humanidad? ¿Cómo se adaptará y sobrevivirá? ¿Y qué hará frente al universo a su alrededor, del cual la humanidad no sabe nada, proyectando tan solo sus deseos y fantasías?

¿Cómo encontrará la humanidad la fuerza y el compromiso para cooperar y unirse para preservar la civilización? ¿Cómo se preparará para una Comunidad Mayor de vida que no es humana y que no valora el espíritu humano? ¿Y cómo distinguirá a sus amigos de sus enemigos en el universo, teniendo en cuenta que muchos llegan con regalos pero con planes secretos? ¿Y cómo el individuo, tú, encontrarás el verdadero propósito que te ha traído al mundo, un propósito que existe más allá de tu intelecto, tus ideas y tus planes y objetivos? ¿Y quién clarificará la religión para sacar a la luz su esencia, su enseñanza y su propósito fundamentales? ¿Quién separará el oro de la escoria? ¿Quién puede ver que la humanidad se encuentra en el gran umbral de emerger a un universo que será distinto a todo lo que ahora puede comprender?

Si eres honesto, verás que no tienes respuesta a estas preguntas. Ni siquiera tienes respuesta a cómo hallarás tu verdadero camino y la fuerza para seguirlo. En este momento solo hay unos pocos individuos versados, y menos aún maestros que puedan ofrecerte esto, pero ellos no saben nada del futuro de la humanidad y del gran cambio que el mundo tiene ante sí.

Aquí debes tener humildad y una tremenda honestidad contigo mismo; de lo contrario pensarás que sabes cuando no sabes, y te apoyarás en suposiciones que carecen de toda base real.

Verás todo esto conforme el Mensajero comience a emerger de la oscuridad en la que ha permanecido retenido durante décadas, recibiendo el Nuevo Mensaje de Dios. Verás la negación. Verás el ridículo. Verás la desconfianza y el recelo.

La gente se aferrará a su antigua religión, temerosa de lo que Dios podría revelar ahora. Bajo todo este rechazo y negación está el miedo —el miedo a la vida, al futuro, al cambio, a la Revelación.

Las personas han cometido tantos actos penosos contra sí mismas y contra otros que ahora tienen miedo de que Dios hable de nuevo. Pero ellas ocultarán este miedo tras su orgullo, sus suposiciones y sus creencias. Se ocultarán en sus edificios gubernamentales y en sus mezquitas, sus templos y sus iglesias.

El Mensajero actual no tiene más posibilidades de ser recibido que los grandes Mensajeros del pasado. Su ventaja está en que su voz puede llevarse a todo el mundo. Su beneficio es que ha pasado veinticinco años recibiendo el Nuevo Mensaje de Dios en su forma pura. Y una vez presentado no puede detenerse.

El poder y la sabiduría de este Mensaje superan el entendimiento humano y resonarán en los niveles más profundos del corazón y el alma del individuo. Pero si las personas no conocen su corazón y su alma, entonces el Mensaje no encontrará sus verdaderos receptores.

La humanidad debe arrepentirse. Debe cambiar. Está siguiendo ciegamente un camino de autodestrucción en el que será vulnerable no solo a su propio comportamiento devastador sobre la Tierra, sino a la intervención y la manipulación desde el exterior. La Tierra es demasiado valiosa para ser conquistada [a la fuerza], y por ello el intento de control será sutil y persuasivo, apelando a la codicia, la ignorancia y las supersticiones de la humanidad.

Es de esta gran vulnerabilidad de lo que hablará el Profeta. Él ha recibido las palabras y el Mensaje. El Mensaje es tan grande, enorme y exhaustivo que no habrá lugar para la confabulación humana ni para la invención y la manipulación humanas del Mensaje puro.

Pero llevará tiempo. Porque las personas están como muertas ante su propio Conocimiento, la inteligencia más profunda que Dios ha puesto en su interior. Están como muertas ante sí mismas, obsesionadas, corriendo de un lado a otro, tratando febrilmente de sobrevivir o de cumplir sus deseos, atrapadas en el drama de la vida diaria.

Por tanto, los primeros en responder serán aquellos que están sintiendo una agitación en su interior. Ellos ya han sido llamados, pero no saben a qué están siendo llamados. Están descontentos y afligidos porque saben que hay algo mayor para ellos, pero no pueden encontrarlo. No pueden encontrarlo en su cultura, en su religión, en su familia, en sus ideas. No pueden encontrarlo en la política o en los movimientos sociales. Están siendo removidos por el Poder mayor de Dios. Se están preparando para la Revelación, pero aún no lo ven.

La humanidad piensa en cierta dirección, pero la vida se está moviendo en otra. Así, el Profeta está hablando a los muertos y los agonizantes, a los sordos y a los ciegos.

Pero sus palabras llegarán a las mentes y corazones de aquellos que han sido removidos en su interior, que no están satisfechos basando sus vidas en viejos valores y suposiciones, en viejas creencias e instituciones. Están siendo removidos para despertar de un profundo y terrible letargo. El Profeta les hablará. Su Mensaje será presentado al mundo para llamarlos, porque ellos serán los primeros que reconocerán y responderán a la Revelación.

El Profeta no está aquí para ser exaltado. No hará milagros para impresionar a la gente. No será tan sensacional que la gente vaya a quedar deslumbrada, porque todo eso es una tontería y nunca ha sido así con los verdaderos Mensajeros de Dios. Son solo las historias que se inventaron tras la marcha de los Mensajeros, los relatos fantásticos que se crearon después de que fueran destruidos por su propia gente, sus propias culturas. Pero la vida real del Mensajero nunca es así, como ves.

Los relatos se crean y los milagros se inventan para persuadir a los inconscientes, para intrigar a aquellos que no pueden reconocer por su cuenta la realidad de la Revelación.

La humanidad ha construido capa sobre capa de creencias y suposiciones que no tienen nada que ver con la realidad de la verdadera vida. Como los grandes templos de la antigüedad, han quedado incrustados, recubiertos de belleza y decadencia. ¿Será recibida la Nueva Revelación en un ambiente como este?

Sin duda, el Mensajero no puede traer en solitario un Nuevo Mensaje de Dios al mundo, por lo que aquellos que están siendo removidos ahora deben asistirle. Deben aprender del Nuevo Mensaje. Deben estudiarlo. Deben aplicarlo a sus vidas. Deben tomar los Pasos al Conocimiento en su interior para encontrar la voz y el poder mayores que Dios les ha dado y que esperan a ser descubiertos.

El Mensajero está aquí para empoderar a las personas, para renovar sus antiguos vínculos con el Conocimiento y para equiparlas y prepararlas para las Grandes Olas de cambio que están llegando al mundo.

Habrá muchas voces que hablarán de cambios. Habrá muchas voces que hablarán de profecía. Habrá muchas voces que proyectarán imágenes temerosas o deseables del futuro. Habrá muchas voces afirmando revelar un Nuevo Mensaje de Dios. Pero solo hay una, porque siempre ha sido así como Dios ha traído una Nueva Revelación al mundo.

Si la Revelación se diera a mucha gente habría diferentes versiones. La gente la alteraría. La adaptaría a su pensamiento, sus creencias, su religión y su cultura actuales, y el Mensaje perdería su claridad, su integridad y su enfoque.

Solo alguien que ha sido preparado para ser el Mensajero puede serlo. Solo alguien que es llamado y preparado para ser el Profeta para este tiempo y esta era puede ser el Profeta para este tiempo y esta era.

Hay mucha gente brillante en el mundo que revelará, mediante su propia inteligencia, un reconocimiento de la condición del mundo y sus futuras dificultades. Pero solo el Profeta puede revelar lo que realmente significa, cómo puede atenderse y qué debe cambiar al nivel más profundo de las mentes y corazones de la gente para cambiar el rumbo, reconocer la realidad y prepararse para un futuro que será distinto a todo lo que han conocido.

Habrá muchas voces. Algunas de ellas serán muy cautivadoras y persuasivas, elegantes y elocuentes. Pero solo el Mensajero conoce y tiene el verdadero Mensaje. Solo él puede entregarlo, porque solo él lo ha recibido. Solo él puede encarnarlo.

La carga, entonces, está sobre el oyente, sobre el receptor. El test es para él. ¿Permanecerá ciego, o comenzará la luz a penetrar donde antes solo había oscuridad? ¿Responderá al nivel del Conocimiento, o proyectará simplemente sus actitudes y creencias?

El Mensajero ha pasado el test. No necesita hacer milagros para convencer a la gente, porque el milagro es el propio Nuevo Mensaje, y el milagro es el poder y la presencia del Conocimiento dentro del individuo.

Si alguien dijera: “Bueno, eso no me basta,” entonces lo que están diciendo es que no son conscientes; que son ignorantes. Pero en vez de admitir su ignorancia, aparentarán saber y ser competentes para hacer un juicio así.

Esta es la gran necedad de la humanidad, como un niño que ahora tiene poder, un niño que está arruinando el mundo y que está favoreciendo la posibilidad de ser manipulado y dominado por fuerzas poderosas y crueles en el universo.

El Nuevo Mensaje de Dios no es ahora simplemente para el individuo único o para las inteligencias raras y refinadas. No es la providencia de la élite, los ricos, los poderosos o los muy cultos. Es para la gente: para que aprenda a reconocer el Conocimiento y seguirlo y para que reciba la guía, el consejo, la advertencia y la bendición de la Nueva Revelación de Dios.

Según pase el tiempo, verás cuánto se necesita esta Revelación y cuánta resistencia hay a ella. Cuando algo tan puro se trae al mundo, muestra todo lo que es impuro y cómo la verdad se ha mezclado con la convención, la conveniencia, la ambición y la corrupción. La luz revelará la oscuridad y lo que toda persona está guardándose para sí misma.

No temas la condenación de Dios, porque Dios ama el mundo. Y comprende que, sin el Conocimiento, la humanidad solo puede ser necia e indulgente consigo misma. No hay condenación aquí. El Dios enojado es la proyección de la persona enojada. La gente quiere que Dios se vengue en su nombre. Quiere que Dios haga la justicia que ella misma prescribiría.

Pero Dios está más allá de todo esto. ¿Por qué la locura humana iba a perturbar al Creador de todos los universos, el Creador de más razas en el universo de lo que vuestros números podrían contar?

La tragedia es que la humanidad no está respondiendo a la Presencia y la comunicación de Dios. Y como resultado, la familia humana está sufriendo y está tomando un camino de declive, conflicto y autodestrucción. Todavía no hay suficiente sabiduría y contención residentes en el mundo para contrarrestar estas tremendas tendencias negativas.

No es el fin de los tiempos. Es una gran transición, una transición a una clase diferente de vida en una clase diferente de mundo, una transición desde vivir en aislamiento en el universo a vivir en una Comunidad Mayor de vida, donde la humanidad tendrá que crear sus propias reglas de interacción y protección para el mundo. Es una transición a una nueva vida sostenible en el mundo, de modo que la humanidad pueda tener un futuro. Es una transición de un significado y un impacto tan grandes que no hay nada en la historia humana que se le pueda comparar. Incluso el colapso de las civilizaciones antiguas, aunque dramático y simbólico, no puede igualar al impacto de las Grandes Olas de cambio que están llegando al mundo ni al encuentro de la humanidad con una Comunidad Mayor de vida inteligente.

Solo el Mensajero puede hablar de estas cosas con verdadera claridad, porque él ha recibido el Nuevo Mensaje de Dios. En anonimato él lo ha recibido, y ahora debe presentarlo, hablar en su nombre y llamar a la gente a él. Es una tarea tremenda y descorazonadora.

Por ello, todo el que pueda responder es importante a la hora de recibir, aprender y vivir la Revelación. Todos pueden hacer la diferencia en si la civilización sobrevivirá y crecerá o si por el contrario se derrumbará bajo su propio peso y disfunción.

Debes mirar hacia delante. Debes abrir tu mente. Deja a un lado tu condena de los demás. Descárgate del peso de la historia para que tus ojos puedan estar despejados, tus oídos puedan escuchar y tu corazón pueda saber.

El Nuevo Mensaje de Dios habla del presente y del futuro. El pasado solo es un recuerdo ahora. Llevas contigo sabiduría y lecciones del pasado, así como gratitud por la contribución de individuos y naciones del pasado, pero ahora debes estar presente y mirar al futuro. Y la Nueva Revelación te dará los ojos para ver si puedes recibirla y aprender de ella con humildad y gratitud.

El Profeta necesitará tu asistencia y tu apoyo. Y el Conocimiento dentro de ti te dirá cómo puedes hacer esto.

Para enfrentar el futuro sin trepidación ni negación, debes tener este poder y esta presencia dentro de ti, y es por eso que el Nuevo Mensaje es para ti. No está aquí para reemplazar las religiones del mundo, sino para darles una mayor capacidad, una mayor conciencia. De otro modo se volverán irrelevantes en el futuro, cuando la humanidad esté enfrentando sus mayores pruebas.

El Profeta no es una personalidad. Es un vehículo para la liberación de Dios en el mundo. Su vida personal es solo una plataforma. Sus intereses personales son solo la consecuencia de vivir en una cultura. Pero su conciencia personal ha sido reemplazada por la Voluntad y el Poder del Creador y el Mensaje de Dios para el mundo.

Pocos le entenderán, pero el reconocimiento puede ocurrir. Y aquellos que pueden ver serán bendecidos, sus vidas estarán justificadas y su presencia en el mundo será reconocida.

Aquellos que pueden recibir serán fortalecidos y recibirán el coraje y la confianza que no podrían recibir de otro modo.

Aquellos que pueden responder se entenderán a sí mismos y su pasado, y podrán liberarse de su autodesprecio y su falta de perdón.

Aquellos que pueden recibir serán iluminados con el tiempo, a medida que ellos mismos toman los Pasos al Conocimiento.

Esta es la gran verdad que debes reconocer. No puedes reconocerla con tu intelecto, porque este solo está lleno de pensamientos del pasado. Debe ser una resonancia más profunda a través de los Antiguos Pasillos de tu mente. Y esas puertas deben abrirse ahora para que veas, sepas y recibas para ti y para todos aquellos que podrías ser capaz de servir y asistir en el futuro.